El ¿último? adiós de los gimnasios barbanzanos

OUTES

CARMELA QUEIJEIRO

Empresarios de la zona se preguntan cuándo, en qué condiciones y si podrán recuperar su actividad, que dicen que no es vector de contagios

27 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo temían y lo esperaban, pero aún así, el cierre de los gimnasios ha sido un golpe muy duro para el sector barbanzano. El miedo está ahora en cuántos volverán a abrir sus puertas, y los que puedan hacerlo cuándo y cómo será. Las dudas penden sobre un colectivo que, afirma, viene recibiendo mazazos desde marzo. En muchos casos, el de ayer pudo ser su último día de actividad.

«Somos xente seria e responsable. Acataremos isto, pero a ver como é a volta. Dáme esperanza a resposta dos nosos usuarios porque o desánimo nestes momentos é brutal», afirma Chema Salanova, del Maniotas Noia. Su sentir es muy similar al de otros compañeros de profesión. Por ejemplo, Pablo Carou, del centro Ludus de Outes, que afirma: «Hoxe -por ayer- saín da xestoría e non hai ningunha axuda para os autónomos que vivimos do deporte. Nós contamos cunha nave propia e temos que pagar seguros, luz e impostos. Iso si teremos que abonalos, pero sen ter ningún ingreso».

Para Víctor Costado, del Suh Sport, el cierre es «una patada en toda regla, y ya es la tercera. Va a ser muy difícil superarla. Nosotros tenemos la suerte de que contamos con el club de taekuondo y el 80 % de la gente nos dijo que va a seguir pagando la cuota. Eso es lo que nos va a salvar los muebles. Hay un meme que define muy bien esta situación: sale un hombre cerrando un gimnasio y al lado otro entrenando en un estanco. Es incomprensible. No nos dejan ni entrenar a los deportistas de alto nivel».

Esperanza

Aunque confiesa que el lunes fue duro, Juan Luis Martínez, del Natural Sport, envía un mensaje optimista: «Si volvemos en tres semanas, como ellos dicen, podemos salvar la situación, aunque también sea dolorosa. Retomar la actividad de nuevo es complicado y llevará tiempo. Eso sí, económicamente no será cuestión de meses, sino de un par de años».

Al igual que al resto de compañeros del sector, le toca hacer «ERTE, cesar actividad y rezar para que esto acabe cuanto antes. Habrá que volver a sentarse con bancos, arrendatarios y negociar. Va a costar muchísimo. Ya no vamos a pensar en regresar en febrero, sino en marzo. Si volvemos en febrero no le vas a cobrar a nadie por una semana».

Lo que todos tienen claro es que los protocolos se han cumplido, y que ellos no son un vector de contagio. Así lo esgrime Chema Salanova, quien cree que «a xente cumpriu, púxose as pilas. Nós non tivemos unha soa incidencia». Pablo Carou, que también es uno de los seleccionadores gallegos de taekuondo, confirma lo dicho por el noiés: «Dou clase en Porto do Son, Esteiro, Outes e Portosín, e cero casos positivos. O protocolo implantado funcionou correctamente».

Para Tono da Silva, que imparte boxeo en la zona, la situación «é moi complicada. Hai xente desesperada, con grandes inversións e que están á espera de ver o que acontece». Todos cruzan los dedos. De alargarse demasiado el cierre, habrá muchos que no volverán a abrir. Esa será la enésima consecuencia de una pandemia que ha llegado al mundo para zarandearlo todo.