Manuel Otero Martínez, natural de Outes, es el único español que murió en Omaha en el Día D, hace hoy 75 años. Recordamos su historia

La Voz

Fue hace exactamente 75 años, en la madrugada del 6 de junio de 1944, cuando las fuerzas aliadas desembarcaron en las playas de Normandía en una operación militar, plagada en su día de secretismo y conspiraciones militares, que supondría el principio del fin para el dominio nazi en Europa. La operación Overlord -su denominación en clave- tuvo como escenario principal la playa de Omaha donde las tropas estadounidenses registraron un mayor número de bajas, entre ellas, la de Manuel Otero Martínez, el único español del que se ha acreditado que participó en el Día D.

La historia del «soldado Ryan» gallego, nacido en 1916 en el lugar de Catasueiro, en el municipio de Outes, y fallecido con 28 años, estuvo olvidada durante casi 70 años hasta que la Asociación de Amigos del Museo Militar de A Coruña y la Asociación Histórico Cultural The Royal Green Jackets empezaron a seguir su heroico rastro. Los partes bélicos acreditan que desembarcó con su unidad (16 regimiento de la Primera División de Infantería, la famosa Big Red One) en la legendaria playa normanda, donde fue dado por muerto al amanecer.

Las pesquisas, iniciadas el 2013, fueron complicadas, como informó Fernando Molezún, pero se encontró su ficha de alistamiento, fechada el 19 de marzo de 1943 en Nueva York, en la que aparece Hawái como lugar de residencia y en la que se incide que no se trata de un ciudadano americano. Precisamente, los historiadores opinan que fue el anhelo de conseguir la ciudadanía estadounidense lo que llevó a Manuel Otero Martínez a alistarse en el ejército, quedando encuadrado en esa unidad de veteranos que había combatido en el norte de África e Italia y a la que había accedido, posiblemente, por su experiencia bélica en la Guerra Civil española.

Se sabe que el joven de Outes, que se dedicaba a la carpintería de ribera, se embarcó, poco antes antes de iniciarse la contienda de 1936, en el vapor Inocencio Figaredo, pero dos días antes del alzamiento del 18 de julio se pierde su pista. Según la información recabada por Antonio Osende Barallobre, de la Asociación Histórico Cultural The Royal Green Jackets, quien en el 2016 publicó el libro Manuel Otero Martínez. Un gallego en Omaha beach -en el que se recrean sus hazañas-, el coruñés habría luchado en la cruenta batalla de Brunete, donde fue herido de bala en un pulmón y en un brazo.

También hay datos que le sitúan al fin de la guerra en Barcelona, como prisionero de guerra. Sería gracias a la intercesión de algunos amigos bien relacionados como pudo conseguir su libertad. Regresó entonces a Catasueiro, a Outes, aunque no tardó en embarcarse de nuevo, en esta ocasión con destino a Estados Unidos y, concretamente, a Nueva York, donde vivía una hermana, como ha explicado este jueves el propio Antonio Osende Barallobre a Radio Voz. Tras estar en la ciudad estadounidense dos años, se dio cuenta de que, si quería prosperar, era imprescindible conseguir la nacionalidad. Una de las vías para alcanzarla era alistarse en el ejército. En su caso, se le envía a Reino Unido, donde ascendió a soldado de primera clase. Tras meses de ejercicios y maniobras, se embarcó rumbo a Normandía, donde naufragó su sueño americano.

El monumento con su nombre

A pesar de la escasa documentación que se conserva sobre él, su hazaña queda probada, por el monumento erigido en el pueblo normando de Colleville en honor a los caídos de la 1.ª División a la que pertenecía el 16.º Regimiento de Infantería, donde sirvió Otero. Allí figura la relación de todos los fallecidos de esta unidad en Omaha, y entre los nombres aparece el suyo.

Monumento erigido en el pueblo normando de Colleville en honor a los caídos en donde figura el nombre de Manuel Otero Martínez
Monumento erigido en el pueblo normando de Colleville en honor a los caídos en donde figura el nombre de Manuel Otero Martínez

Además, la sobrina nieta de Manuel Otero, Gemma Martínez, una de las grandes impulsoras de que se recuperase la historia de este gallego, conserva la caja en la que enviaron sus restos mortales desde el cementerio de San Lorenzo en Normandía. Ahora descansan en el camposanto de San Juan do Freixo de Sabardes (Outes), donde en el 2014, cuando se cumplieron 70 años de su fallecimiento, se le rindió un sentido homenaje.

Gemma Martínez recibió, además, una carta acompañada de una foto del cementerio francés, en la que se explica la temporalidad del mismo, ya que dice que el camposanto será conservado hasta que, con el consentimiento de los familiares de los allí enterrados, se trasladen todos los restos a Estados Unidos. También conserva un escrito encabezado por el escudo de los EE.UU. por el cual se le concede la distinción del Corazón Púrpura, condecoración que el ejército norteamericano otorga a los heridos o fallecidos en combate.

Muerte en un campo minado a la salida de Omaha

Más de 70 años después de su muerte, llegó a la región normanda otro gallego, Óscar Galansky (Moaña, 1987), un realizador audiovisual con devoción por los conflictos bélicos que desde el 2016 se centra en reconstruir, de la mano de expertos locales, los hechos acaecidos en esa brava costa durante los casi tres meses que duró el desembarco de Normandía, como reveló Mila Méndez.

En documentales que cuelga en su canal de YouTube (llamado Tropa Guripa) -el último se publicó hace cuatro meses- explica sobre el terreno desde lo sucedido sobre el arenal de Omaha hasta las semanas posteriores de una batalla que se prolongó hasta el 30 de agosto de 1944.

Dos de los capítulos más seguidos tienen como protagonista especial a su compatriota, Manuel Otero Martínez. En concreto, en uno de ellos el moañés recuerda datos personales, como que estaba soltero, y militares, como su número de identificación militar (32868826). También recrea su llegada a la playa y expone, con la ayuda de historiadores, cómo pudo llegar su muerte, ocurrida a la salida del arenal. En concreto, en el vídeo de Óscar Galansky se explica cómo el gallego pudo llegar en una lancha a Omaha en torno a las 7.40 minutos del Día D. Tras recorrer unos 100 metros de la playa, habría alcanzado un muro de guijarros, hoy una duna de arena. De los testimonios recogidos, se entiende que el joven, atravesando un campo minado entre el arenal y la posición alemana WN 64, murió a causa de la explosión de una mina.

Una placa con su nombre en Normandía

Para ayudar a que la trayectoria de este heroico gallego no caiga en el olvido y para que todos los interesados en la Historia identifiquen quién era ese Manuel Otero no estadounidense, la Asociación Histórico Cultural The Royal Green Jackets colocó en el 2014 una placa junto al monumento erigido en Colleville en honor a los caídos. Tras resultar dañada, este jueves, cuando se cumplen 75 años del desembarco de Normandía, han vuelto al pueblo normando para restituirla.

El proyecto que sí no salió adelante, como confirmó hoy en Radio Voz Antonio Osende Barallobre, fue el de reconvertir la casa natal del gallego en Outes en el Hotel Normandía, una idea que se barajó hace ahora cinco años. La idea inicial de Gemma, la sobrina de Manuel Otero, era rehabilitar el inmueble y dedicar en él una sala a una exposición sobre el soldado, donde se expondrían recuerdos como la insignia al valor que le concedió el ejército de los Estados Unidos y el baúl en el que se enviaron a Outes sus restos mortales. Un deseo finalmente frustrado.