Los colegios perdieron 82 docentes y 48 unidades en nueve años

a. parada RIBEIRA / LA VOZ

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Educación ordenó el cierre de ocho centros educativos en la zona desde el 2010

11 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los recursos educativos en los centros públicos de infantil y primaria de la zona han sido objeto de un prolongado adelgazamiento desde el 2010, año en el que culminaron una serie de negociaciones entre la Xunta y las fuerzas sindicales. A través del Diario Oficial de Galicia (DOG), se facilitaron las cifras exactas de docentes y unidades -término usado para referirse a una clase- de los colegios gallegos. Aquel mismo curso, la Consellería de Educación decretó el cierre de tres escuelas boirenses en Cespón -Ferreiros-Cespón, Vilariño y Campo de San Roque-. No obstante, aquello solo fue el principio de un proceso continuado por el que hasta el día de hoy se han perdido un total de 48 unidades y 82 plazas de docentes.

A esta dinámica hay que sumarle también el progresivo cierre de más centros, como fue el caso de la pobrense EEI de O Conchido (2011), las boirenses EEI de Bealo (2013) y EEI de O Saltiño (2017), la lousamiana EEI de Tállara (2015) y el outiense CEIP Emilio de Navasqüés (2018), que fue fusionado con el de A Serra para crear el CEIP de Outes. Por el contrario, en este mismo período de tiempo solo se han sumado seis unidades y una quincena de profesores. En líneas generales, los municipios más afectados se corresponden con Muros, Mazaricos, Carnota y Outes.

Asimismo, hay un caso realmente paradigmático y es el del colegio de Louro, que en el 2014 y el 2015 perdió sendas unidades y docentes. No obstante, el verdadero golpe lo recibió el año siguiente, cuando se dejó otra clase, pero con ella a cuatro profesionales, uno de ellos el de Pedagoxía Terapéutica. El 2017 no fue mejor y también se cobró otra aula y dos profesores en el centro más castigado de la zona.

Casos más llamativos

Es complicado resumir todos los movimientos producidos en los colegios nueve años atrás, pero se han producido ejemplos realmente llamativos. Algunos han sido progresivos, como los mazaricanos Víctor Sáenz, que perdió tres clases y tres profesores; y Pino do Val, donde decrecieron en cuatro unidades y seis docentes, pero tres de ellos de una sola tacada.

Esta última no ha sido la única experiencia en la que se han destruido tantas plazas de profesorado en bloque. Destaca lo que le sucedió al ribeirense colegio de Carreira en el 2012, cuando se dejó tres unidades de primaria y cuatro maestros. Un año después, la escuela infantil muradana perdía otra clase, pero junto a ella a cuatro docentes hasta quedarse solo con dos. De la misma forma, el lousamiano Cernadas de Castro arrancó el pasado curso con tres clases y tres profesionales de educación menos.

No obstante, podría decirse que en el 2018 tuvo lugar una anomalía respecto de lo que venía sucediendo. De los 15 educadores que se sumaron a centros de primaria de la zona en cerca de una década, nueve de ellos llegaron de golpe, en el 2018.

Por otra parte, también hubo ejercicios más que positivos para algunos centros, como el del 2016 en el noiés Felipe de Castro, que le permitió crear su unidad de Educación Especial e incorporar a un responsable a esta. Otros colegios pueden presumir de haber dibujado solo una trayectoria de crecimiento desde el 2011, como el de Palmeira y el de O Grupo en Ribeira.

El caso de la escuela Fernández Varela llegó al pleno y se tratará en O Hórreo

La protesta más sonada recientemente ha sido la de la pobrense EEI Fernández Varela, que ha sido abordada en el pleno municipal y está pendiente de respuesta en el Parlamento de Galicia, a través de preguntas del BNG.

En el 2018, este centro bajó en solo dos matrículas de alumnos, pero tuvo que capear una pérdida de dos clases y de tres docentes. Para el próximo curso ya están advertidos de que puede volver a suceder y por eso se han movido.

Crónica de recortes (Sálvora-Opinión)

Es curioso que los datos históricos de pérdida de unidades y docentes de la Xunta daten de hace tan solo nueve años. Sin embargo, es todavía más curioso que el documento base, el del 2010 en el que figuran los recursos con los que partía cada centro educativo, sea el único que se haya extraviado de la página de la Consellería de Educación, generando dificultades para comprobar las variaciones de algunos centros. Sea como fuere, menos de una década ha dado para una buena crónica de recortes.