Bruno Gomes, el goleador insaciable del Noia: «Si no marco me quedo triste»

Carlos Peralta
C. Peralta RIBEIRA

NOIA

CARMELA QUEIJEIRO

El pívot paulista es el quinto máximo anotador en Primera con 17 tantos

11 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Noia Portus Apostoli es más que la revelación del campeonato. El equipo de Barbanza aspira a lograr una gesta que solo ha estado al alcance de siete equipos: acabar el año en puestos de play-off tras ascender a Primera. La hazaña tiene todavía más tintes épicos, ya que para los noieses esta supone su primera aventura en la élite. Uno de los culpables del rendimiento del equipo es el pívot Bruno Gomes (Sao Paulo, 1996), quinto máximo goleador de la Primera División con 17 goles en 21 partidos. Nadie entre los 15 jugadores con más tantos ha disputado menos partidos que él. «Si no marco me quedo triste», confiesa el pívot del Portus Apostoli. En el último compromiso de su equipo saldría contento, ya que marcó tres goles que le valieron un agónico empate ante el Real Betis.

La plantilla del Noia tenía potencial para aspirar a algo más que a la salvación. La tabla no engaña a nadie. La convicción de los jugadores tiene su origen en una conversación en el vestuario después de las fechas navideñas. «Quedamos todos para hablar antes de un entrenamiento, pero solo los jugadores. Fue muy importante. Teníamos un equipo con mucho gol y queríamos estar más adelante», explica el paulista un momento crucial. El mes de enero, de hecho, ha sido el punto más álgido del Noia en este histórico curso: firmó tres triunfos en Liga y otro en la Copa del Rey.

El equipo, virtualmente salvado, ha firmado victorias de mérito en pistas que son templos del fútbol sala mundial. La más sonada, sin duda, la machada de los de Marlon Velasco en el Palau Blaugrana. «Es muy complicado ganarles allí, en casa son mucho más fuertes. Puedes vencerles, pero hacerlo allí... ¡En Barcelona es otra cosa!», recuerda el pívot.

El jugador del Noia Portus Apostoli es uno de lo líderes en el 40 por 20. Y no solo en el apartado goleador. Su gesto de rabia después de cada uno de los tres tantos que endosó al Betis —gracias a las buenas combinaciones de sus compañeros, que encontraron libre de marca al paulista— evidencia su compromiso y determinación.

Un inicio tardío

El fútbol sala llegó sin avisar a la vida de Bruno Gomes. Él antes jugaba al fútbol, pero después de perder a su madre, dejó el deporte por completo. Pasaron tres años hasta que un amigo le convenció para jugar a fútbol sala. Ahí descubrió que no se le daba mal. En Brasil despuntó hasta el punto de llamar la atención de equipos europeos.

Con 24 años y pese a su corta experiencia en este deporte, hizo las maletas y se marchó a Chipre. En sus dos años allí —jugó un año en el AEK Larnaca—marcó 76 goles en 40 partidos, y otro en el Apoel de Nicosia, en un año interrumpido por la pandemia. De las islas chipriotas dio el salto al Peñíscola. «Aún no sabía nada de fútbol sala. Jugué muy poco, pero aprendí muchísimo», recuerda el pívot, que pese a no tener protagonismo vivió su máster teórico particular en el municipio del castillo del Papa Luna. Bastante practicaría en su siguiente equipo, el Noia, donde desde que llegó se erigió como el referente ofensivo.

CARMELA QUEIJEIRO

FOTO DE EQUIPO

El Noia Portus Apostoli al completo, desde su presidente Severino Barreiro a los últimos fichajes, pasando por Marlon Velasco y el capitán Lluc Parera. Todos posaron para una nueva foto oficial del club. En ella, el equipo lució sus tres incorporaciones invernales: Douglas, Álex García y Nico Rosa.

Gomes es uno de los ocho brasileños que juegan en el Agustín Mourís. Entre ellos está Edu Jabá, segundo capitán del conjunto blanco y amigo inseparable del deportista de Sao Paulo. «No tengo palabras para hablar de Jabá. Me gusta mucho su forma de jugar y de pensar», remarcó Gomes, sobre el que es también su compañero de habitación en los desplazamientos del Portus Apostoli.

La vida le sonríe al goleador del Noia. Será padre en poco más de un mes, su caché en la Liga crece como la espuma y su equipo, con el que empezó en Segunda, no para de romper barreras. La próxima a derribar está clara: alcanzar el play-off. Una misión que pasó de inverosímil a plausible gracias, en parte, al olfato e instinto depredador de Bruno Gomes.