La Galicia que «sabe amar» conquista paladares en la feria de las delicatesen

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

NOIA

Organizaciones y empresas triunfan con sus productos en el Salón Gourmets

24 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

España es, según una campaña reciente, El país más rico del mundo. Y Galicia es uno de los principales activos que contribuyen a esa riqueza. Lo demostró en esa fiesta para las papilas gustativas que es el Salón Gourmets, la única feria de Europa dedicada a los productos alimentarios de alta gama. Porque para delicatesen, lo que hay en la despensa gallega. Así es que allá que se fueron todos a la cita del Instituto Ferial de Madrid (Ifema). En masa. Mejillones, berberechos, merluzas del pincho, merluzas negras, peces espada, pulpos -hasta en helado- atunes... Incluso las especies más humildes, esas de menú diario y que uno nunca se espera que sean capaces de sostener un plato con múltiples ingredientes y técnicas culinarias por largo apellido. Y, sin embargo, allí estuvieron también, triunfando, el jurel, la sardina, la boga... Especies que se hicieron acompañar de los mejores complementos para demostrar que, si quieren, pueden conquistar tantos paladares como otros pescados que se tienen por finos. Rape que Galicia pesca en Gran Sol, fletán que su flota trae de Canadá, merluza negra de sus cefalopoderos reconvertidos, bacalao que captura en Svalbard... No faltó ni la pasta del mar que elabora Pescanova y prepara Ángel León, ni el mince (pasta de pescado) que han inventado el CSIC y los productores de Marín (Opromar), ni los pops de atún de Atunlo.

 Los hubo que fueron al salón repitiendo atuendo. Pero es que teniendo trajes como los que lucen Mexillón de Galicia, el Berberecho de Noia o la Merluza del Pincho -denominaciones de origen, marcas de calidad y otros galones distintivos- son suficientes. Si, por encima, manos expertas como las de la chef Victoria Maseda elaboran un vermú con el producto más típico de Noia, o las de Miguel Mosteiro o Enma Pinal arriesgan con el mejillón haciendo un guiso de callos o metiendo el mejillón en caldo de lacón gallego dentro de un ravioli, respectivamente, el shock de las papilas gustativas está servido.

Los productos gallegos exhibieron su cara más selecta tanto en expositores de sus marcas particulares, como amparados en las casetas de la Consellería de Pesca y del Ministerio de Agricultura. En esta, este año, al igual que con el vino y el aceite, se horadó un túnel específico para el pescado en esos 1.400 kilómetros cuadrados que ocupó en el Ifema. Mar fue más comedida: 378 metros cuadrados. Suficientes para demostrar que Galicia sabe amar. Y a mar.