Un reguero de feísmo heredado de la crisis de la construcción

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

Las calles de Barbanza ofrecen una sucesión de edificios en los que espacios destinados a albergar comercios envejecen sin arreglar

26 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La Administración autonómica está dando la batalla para la erradicación del feísmo e, incluso, ha habilitado una línea de subvenciones a la que pueden acogerse vecinos o comunidades para corregir esos elementos que empañan la imagen de cascos urbanos y zonas rurales. Hace unos días, el delegado territorial de la Xunta en la provincia coruñesa, Gonzalo Trenor, durante una visita realizada a Noia, animaba a los barbanzanos a implicarse en este esfuerzo.

Entre las muchas herencias en forma de impacto visual negativo que dejó el bum de la construcción figuran, además de los esqueletos de cemento, bajos a ladrillo concebidos para ser comercios que envejecen sin que haya indicios de que vayan a albergar algún uso.

Sin necesidad de recurrir a las nuevas directrices establecidas por el Gobierno autonómico, profesionales de la comarca subrayan que las leyes del suelo y de rehabilitación de Galicia, así como el Plan Básico Autonómico, ya determinan que los propietarios de inmuebles deben tenerlos en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público.

Los expertos indican que el exceso constructivo previo al 2008 motivó que en los edificios se reservasen numerosos espacios pensando que no tardarían en tener salida como locales comerciales, pero la realidad es que quedaron abandonados. Varias Administraciones locales, como las de Rianxo o Noia, dictaron en los últimos años órdenes de ejecución para que algunas construcciones fueran adecuadas conforme al entorno.

Los concellos

La realidad es que en su momento, los concellos barbanzanos no adoptaron medidas para garantizar el ornato y corregir el pasado resulta ahora complicado.

Tras lo aprendido, existe un propósito de enmienda. En el Concello de Ribeira indican que los promotores de edificios de nueva realización tienen la obligación de recebar los bajos. Sin embargo, reconocen el efecto negativo de los que ya están hechos y que resulta difícil variar.

Por lo que respecta a Boiro, desde el departamento municipal de Urbanismo subrayan que existen indicaciones de ornato al respecto. No siempre se han respetado y no es la primera vez que el Concello debe intervenir porque se producen desprendimientos que ponen en riesgo la vía pública.