José Antonio Agrafojo: El patrón mayor que llevó a la cofradía de Noia a lo más alto y fue devorado por ella

Ramón Ares Noal
X. NOAL RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

No disponible

Se puso al frente de la entidad en 1985, en un momento crítico, y acabó en prisión en el 2006 por la gestión económica

08 sep 2020 . Actualizado a las 13:54 h.

José Antonio Agrafojo Arestiño falleció el pasado día 3 en Noia y su óbito pasó tan desapercibido como los últimos años de su vida, desde que en el 2006 entrara en prisión para cumplir una condena de cinco años que le fuera impuesta en el 2003 por malversación de fondos públicos y por no haber liquidado el IVA cuando estaba al frente de la Cofradía de Pescadores de Noia.

La gestión de Agrafojo como patrón mayor está llena de luces y sombras, pero es de justicia reconocer que puso los cimientos del que hoy es el principal pilar de la economía de Noia, el pósito, al que llegó cuando deambulaba moribundo con una crisis de producción que acabó llevándose por delante a la junta anterior, acosada por el encierro y la presión de una comisión de pescadores de la que formaba parte el propio Agrafojo Arestiño.

Porque Agrafojo lideraba en los años ochenta un proyecto cooperativista que ambicionaba gestionar una parte de las concesiones marisqueras que administraba el pósito noiés. La brusca mortandad de marisco en los bancos naturales noieses y el malestar de los productores dio pie a una serie de movilizaciones que precipitaban la caída de la dirección del pósito en 1985. Agrafojo cogía el testigo ganando las elecciones, y continuaría al frente, de forma ininterrumpida, hasta el 2001, cuando fue cesado por el entonces conselleiro de Pesca al considerar que había dejado de ejercer la actividad extractiva.

Las areneras

Entre ambas fechas, 1985 y 2001, el pósito, de la mano de Agrafojo, vivió la principal transformación de su historia, principalmente en los primeros mandatos de este, sin embargo, un grave incidente marcaría el futuro de la entidad: la quema de las industrias areneras del Tambre. Los mariscadores, con Agrafojo a la cabeza, culparon a estas empresas de la mortandad que arrasaba con el berberecho, y en agosto del 1987 las redujeron a cenizas, lo que se tradujo en duras condenas e indemnizaciones.

La tensión en el pósito pasó a ser el pan nuestro de cada día, pero, en el lado positivo, empezó un proceso de recuperación de la producción y modernización del trabajo, implementado con el cuidado de los bancos naturales, la incorporación de máquinas de clasificación y un control de las capturas, que posibilitaron elevar a unos tres mil el censo de mariscadores, haciendo de la Cofradía de Pescadores de Noia la primera de Galicia en número de productores, posición que se mantiene en la actualidad.

Las sombras más alargadas de la gestión de José Antonio Agrafojo fueron, por un lado, la citada quema de las industrias areneras, por la que fue condenado tanto él como el alcalde Pastor Alonso y 7 vecinos de Noia, que tuvieron que hacer frente a las indemnizaciones a las que fueron condenados; y por el otro, la gestión económica de la entidad, que llevó al ya ex patrón mayor a prisión, por condena firme, en el año 2006.

El ingreso en la cárcel para cumplir cuatro años por malversación de fondos y uno contra la hacienda pública supuso la desaparición de Agrafojo Arestiño de la vida pública. Fuentes próximas al ex patrón mayor calificaron de penosa su estancia entre barrotes, ya que él siempre se consideró inocente y hay muchos que siempre creyeron que lo era, pero fue víctima de la falta de control de una entidad a la que él mismo llevó a lo más alto para finalmente ser devorado por esta.

Parece ser que los últimos años de su vida, ya en libertad, tampoco fueron fáciles, y llegaron a su culminación cuando el pasado diciembre le diagnosticaron un cáncer con metástasis que acabó costándole la vida, justo a dos semanas de que la maquinaria de esa obra a la que dedicó casi veinte años de su vida empiece de nuevo a recoger y facturar marisco.