San Lázaro reparte una de cal y otra de arena en el derbi

p. bretal RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

Partido entre Noia y Puebla - ¡El gran derbi barbanzano!
CARMELA QUEIJEIRO

Tras un comienzo de claro de dominio noiés, el Puebla acabó rascando un punto dificilísimo

30 sep 2019 . Actualizado a las 12:00 h.

Como en los mejores duelos cinematográficos, un cielo gris y la intensa llovizna pusieron el telón de fondo perfecto para la dosis de épica que ya rezumaba de por sí el esperado derbi entre el Noia y el Puebla. Si los locales llegaban en un momento de alza y con la ilusión recuperada, los de A Alta lo hacían decididos a no moverse un centímetro de la segunda plaza de la clasificación que se habían ganado con un arranque de vértigo. Lo que nadie se esperaba en la grada era que este choque de trenes se acabaría saldando con un 1-1, que hizo consultar el calendario de las segundas vueltas.

Tras un minuto de silencio en honor de la abuela del jugador pobrense Pablo, el pitido inicial detuvo la melodía de Negra sombra para hacer rodar el esférico. Desde esos primeros instantes, los locales dejaron entrever lo que sería el guion de la primera parte. A pesar de las condiciones meteorológicas adversas, los de Iván Carril mantuvieron su apuesta por el fútbol de toque, aderezada con balones aéreos calculados donde más daño puede hacer. En las botas de un Anxo que decoró a base de peligro su banda o en las de un Hugo y un Nando determinantes.

Con todo, el Puebla se mantuvo férreo en la defensa y ojo avizor en las transiciones. Mas no hubo fortuna en las contras y en las intentonas que protagonizaron Madiop y Falcón, forzando a Jon a convertir el área en un fortín o a Pajarillo a volar con los puños por delante. No obstante, al otro lado, Juan también tuvo que emplearse a fondo con la misma receta.

Los goles

Toda esa presión local acabó traduciéndose en una jugada para enmarcar de Nando, que desde la banda regateó a la defensa blanquiazul para sentenciar y abrir la lata. Los pobrenses buscaron las tablas y casi las firmaron en una bonita triangular que no prosperó.

La vuelta de vestuarios supuso un bálsamo reparador para los de Anxo Casalderrey, que aplacó los nervios del principio arengando con el consejo que ya amenaza con convertirse en lema: «Respeto sí, miedo no». Ante la difícil tarea de frenar a un Noia enchufado y cómodo, la apuesta fue presión ofensiva y, a pesar de que la fortaleza con la que sorprenden este curso es defensiva, acabó surtiendo efecto.

Cuando el luminoso marcaba el 51 tuvo lugar la acción que le dio la vuelta al partido. El colegiado expulsó a Angelo tras señalar un penalti sobre Soto. Madiop no perdonó. Así, los noieses se vieron con las tablas puestas y con un hombre menos, precisamente uno de esos que ilustraban la llegada local como favorito, a razón de la calidad individual de varios de sus jugadores.

Aún así, todavía quedaría tiempo para ver destellos sobre San Lázaro, tanto para un Noia al que Felipe le dio un soplo de aire fresco o gracias a un Álex Teira que le puso la guinda a la estrategia pobrense. Estos últimos aprovecharon bien los compases finales para recuperar la profundidad por la banda, eso sí, sin lograr hacer sangre en la meta rival.

Aunque todos los ojos de la Preferente estaban puestos en el desenlace de un derbi que podía provocar generosos movimientos en la parte noble de la clasificación, este empate mantiene al Noia en la séptima plaza y al Puebla en la segunda, además de continuar invicto.