La Audiencia condena a 14 años y medio a un joven que violó a una menor en una fiestas de Noia

A. L. / La Voz

NOIA

EDUARDO PEREZ

Los hechos tuvieron lugar durante la celebración de unas fiestas y el agresor aprovechó la relación de confianza que tenía con la víctima

27 jun 2019 . Actualizado a las 18:33 h.

Un total de 14 años y medio de cárcel, 50.000 euros de indemnización y la prohibición de acercarse a la víctima y a su madre, así como a sus viviendas o lugares de trabajo durante 20 años, es la condena que acaba de imponer la Audiencia Provincial de A Coruña a un joven de 23 años al que considera culpable de un delito de agresión sexual a una menor vecina de Noia que, cuando ocurrieron los hechos, tenía 14. Durante la celebración del juicio quedó probado que el acusado aprovechó su relación de confianza con la víctima -a la que conocía desde hacía tiempo porque la abuela paterna de la joven era tía del imputado- para llevarla a una zona escondida y agredirla sexualmente.

Según relató la adolescente, esa noche de agosto del 2017 estaba con un grupo de personas celebrando las fiestas del lugar cuando, en un momento dado, ella y otra amiga se fueron a un lugar apartado y el acusado decidió seguirlas. A continuación, este le pidió que se quedara a solas con él que tenía que contarle algo, a lo que esta accedió por la relación de confianza que tenían. Acto seguido la cogió en brazos y la llevó a una zona oscura, pensando la adolescente que se trataba de una broma, hasta que el imputado comenzó a besarla y a manosearla, mientras ella se resistía.

Empleando la fuerza, el hombre le dio la vuelta de manera violenta, la puso contra la pared y la violó analmente, tapándole la boca para que no gritara y se escucharan sus quejidos de dolor. A continuación, la agredió por vía vaginal y finalmente la agarró por la cabeza y le introdujo el pene en la boca, diciéndole que «si lo hacía, la dejaba marcharse para la fiesta, viéndose obligada la víctima a realizarle una felación para que el procesado le dejase marchar». Cuando se vio libre, la menor se escapó y se reunió con su amiga a quien le contó lo sucedido, así como a su madre, que la llevó a un centro de salud y luego al CHUS, donde se le hicieron pruebas que demostraron que las lesiones sufridas eran compatibles con un delito de agresión sexual.

Bajo los efectos del alcohol

Durante la vista oral, el acusado alegó en su defensa que había consumido mucho alcohol y que no sabía lo que hacía, sin embargo el juez considera que hay pruebas suficientes que demuestran que era consciente de lo que hacían, sobre todo unos mensajes que se intercambió con un pariente y en los que se demuestra «que recordaba numerosos detalles de lo sucedido la noche anterior». Además, en la sentencia también se le da credibilidad al relato de la víctima, y en su testimonio no se aprecia «sentimiento alguno de odio, resentimiento o venganza contra el procesado, contra quien manifestó tener una buena relación previa». Su declaración ha sido «seria, creíble, consistente y persitente, sin que ello se puede asimilar a la repetición mimética, desde el primer momento, de todo lo ocurrido».

Contra el fallo de la Audiencia cabe interponer recurso de apelación  en el TSXG.