Un par de errores individuales de los de San Lázaro lastraron un choque plagado de ocasiones de gol que pudieron dar la vuelta al marcador

A. Parada

Por primera vez en lo que va de temporada, el Noia se ha marchado del campo con hambre de puntos, pero también de goles. Los de San Lázaro ya preveían un partido intenso, al recibir al Boimorto, un plantel duro y veterano. Lo cierto es que los locales incluso estuvieron a punto de ceder el encuentro que salvó Tachi en el 87, poniendo el 2-2 definitivo, para irse directamente al banquillo aquejado de molestias en un pie.

Los caballeros de blanco saltaban al campo imponiendo un dominio que se traduciría en el golazo de Quintairos, que remató tras recibir un córner. Poco después, llegaría el error que complicó el choque. Ángelo le pasó la bola a Pajarillo, con tan mala fortuna que acabó convirtiéndose en un regalo que el Boimorto no desaprovechó. El contrincante Óscar Carro se apoyaría en otro error defensivo para adelantar a los de las tierras arzuanas en los últimos compases de la primera parte.

Segunda parte

A la vuelta de vestuarios, los noieses volvieron a reaccionar y se metieron en una buena dinámica, generando múltiples ocasiones de gol que no encontraron su sitio en las mallas rivales, hasta que Tachi salvó el día.

«Lo valoro de forma negativa, porque el otro equipo no quiso jugar, pero eso no importa porque es nuestra responsabilidad», explicó, con seriedad, el entrenador de los noieses, José Manuel Pose, destacando que la maquinaria de la escuadra sigue engrasada. «El equipo va a más, el problema es el exceso de confianza», anotó el ribeirense.