Las academias reclaman que se actúe contra las clases particulares ilegales

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro SEVILLA RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

MATALOBOS

Profesionales del sector reconocen que estas prácticas obligan a ajustar los precios para no perder clientes

13 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las academias barbanzanas llevan años enfrentándose al mismo problema. A pesar de que parece que la crisis comienza a remitir, las clases particulares ilegales, que imparten personas que no están dadas de alta en el régimen de autónomos, son un problema que obliga a reducir precios y complica la supervivencia de algunos negocios. La mayor parte del sector hace la vista gorda con los universitarios, que recién titulados dan unas horas para ganar un dinero, pero sí dirigen sus balas contra personas que llevan ejerciendo años de manera ilegal y que incluso cuentan con bajos para hacerlo.

«Pódense permitir uns prezos que para nós son imposibles polos gastos de aluguer e seguros», afirma Rebeca Silva, quien regenta uno de estos centros en Rianxo: «Hai pais que che preguntan polos alumnos que tes por aula, no noso caso son seis, pero claro, están acostumados a un trato individualizado e que o mestre lles vaia á mesma casa».

En términos similares se expresa Elena Fiaño, quien lleva más de dos décadas en Noia trabajando en este sector. «Doume por rendida, non é imposible controlar aos ilegais, pero non interesa, faise a vista gorda». La barbanzana asegura que en la zona existen bajos dotados de mobiliario y en los que entran jóvenes continuamente, aunque no se investigan: «O noso traballo non se valora, a pesar de que tes uns obxectivos, que é que o alumno aprobe. A hora de traballo non a podes cobrar como deberías».

En otro extremo se coloca Juan Arca, quien cuenta con centros en Ribeira y Boiro, y que prefiere mantener la cautela: «Hai unha diferenza entre os mozos que queren sacarse algo de diñeiro e outra xente. É un tema complicado, e non podo sinalar».

Características

La principal queja de los profesionales que sí siguen los cauces reglamentarios son que el precio por hora baja continuamente. Además, la profusión de maestros ilegales obliga a dar un trato más específico, aunque en algunos casos no sea rentable. Muchas de las personas que dan clases particulares de forma ilegal lo hacen directamente en la casa del interesado o a grupos muy reducidos. Al no tener gastos añadidos, los precios suelen rondar los 12 o 15 euros por hora.

En el caso de una academia dada de alta, al tener que pagar alquileres y cotizaciones, dar clases tan reducidas es imposible, aunque en algunos tienen que hacerlo perdiendo dinero para que los alumnos no opten por la competencia desleal.