La hostelería de Barbanza, al límite: «Cáenos enriba unha lousa sobre outra»

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

MUROS

CARMELA QUEIJEIRO

El seguimiento del paro fue muy desigual en la comarca, pero llegó al 90 % en Ribeira y Muros

28 mar 2022 . Actualizado a las 19:08 h.

Los hosteleros de Barbanza se ven incapaces de hacerle frente a las subidas que han experimentando la luz, el gas y muchos de los productos que adquieren cada día sin aplicársela directamente a los clientes, algo que ven inviable, puesto que los ciudadanos están padeciendo también los efectos de dichos incrementos. Ante esta situación, son muchos los negocios que están al límite. Esta es una visión en la que coinciden buena parte de los profesionales del sector, pero en lo que no hay unanimidad es en la realización de paros para reclamar la adopción de medidas. Quedó de manifiesto este lunes, con un seguimiento muy desigual de la huelga en los distintos municipios de la comarca.

Los hosteleros de Ribeira y Muros fueron lo que mostraron mayor unidad. En ambos casos, las respectivas asociaciones de empresarios del sector cifraron en torno al 90 % el seguimiento del paro. Un profesional de Ribeira, Antonio Lijó, calificaba la situación de crítica y presagiaba un aumento de las complicaciones: «O vindeiro mes teremos que empezar a pagar os créditos ICO que nos concederon debido á pandemia, pois tiñan unha carencia de dous anos, o que pode traer consecuencias terribles para moitos negocios».

Añadía que afrontar dichos pagos puede ser la gota que colme un vaso que se ha ido llenando demasiado rápido: «Primeiro foi o covid, que nos obrigou a pechar, e logo veu esta subida de prezos, que tamén está provocando un descenso no número de clientes, porque a xente non dispón de tantos cartos para consumir. Se non alzamos a voz, ninguén se acorda de nós». El ribeirense defendía así su postura, favorable a la huelga.

Complicada solución

En términos similares se manifestaba, desde Muros, Pepe Senande: «Del covid casi salimos fortalecidos, porque tras el encierro, la gente tenía dinero para gastar, pero con esta subida de precios vamos a dar un frenazo en seco y las consecuencias se verán dentro de uno o dos años». Se mostraba convencido de que la situación actual provocará una merma en el poder adquisitivo de la ciudadanía, que repercutirá negativamente en el turismo, uno de los pilares de la hostelería de la zona. Se mostraba partidario de la huelga, aunque reconocía que la solución se antoja complicada: «Es una cadena, nosotros estamos condenados a subir los precios, pero si lo hacemos, la gente dejará de ir a los bares».

Desde otros puntos de la comarca se mostraron conformes con estas opiniones, pero la huelga no tuvo en el resto de municipios el mismo porcentaje de seguimiento. En Noia fueron menos de la mitad los negocios que permanecieron cerrados y parte de ellos ya suelen descansar los lunes. El propietario de uno de los que bajó la reja, Sergio Fernández, es vicepresidente de Hostalaria.gal, la asociación convocante del paro. Explicaba que el sector requiere una solución urgente, porque muchos locales no pueden hacerle frente a los gastos, que se han visto triplicados: «A situación é limite, porque nos caen enriba unha lousa sobre outra». Planteaba, como primera medida, la concesión de ayudas directas, consciente de que, para resolver el problema, serían insuficientes: «Mentres os nosos clientes sufran a suba de prezos non haberá solución».

Los hosteleros de A Pobra decidieron no secundar el paro «pola falla de previsión e o pouco tempo de antelación co que foi convocado», mientras que en otras localidades como Boiro, Rianxo o Porto do Son, la mayor parte de los locales abrieron sus puertas. Desde esta última villa, un empresario explicaba su desacuerdo con la medida: «Non creo que sexa o momento de convocar unha folga, penso que houbo máis motivos para manifestarse hai un ano. Nós necesitamos traballar, xa estivemos moito tempo pechados».

Tonecho Fernández: «Pola semana, abrir é un servizo ao cliente, xa que non se factura nada»

Las puertas de su negocio estuvieron hoy abiertas, pero el hostelero de Rianxo Tonecho Fernández comparte los motivos que propician la convocatoria del paro. Asegura que la situación es insostenible: «Pola semana, abrir é un servizo ao cliente, xa que non se factura nada. Só traballamos algo venres, sábados e domingos». Añade que la gente, a raíz del covid, perdió el hábito de ir a los bares, a lo que añade, claro está, la subida de precios de productos y servicios.

Pero para Tonecho Fernández, la salida no es cerrar: «Deixar de ingresar cartos para facernos ver non me parece a mellor alternativa». Él propone otras, como «poñernos todos os hostaleiros de acordo para devolver os recibos da luz. Así igual conseguiamos que o goberno se preocupara».

El rianxeiro confía en el que la tendencia cambie de cara al verano: «Espero que a xente empece a animarse, porque doutro xeito teremos un problema moi grande».