De Oxford a Muros en busca de un respiro ante la estresante pandemia

María Xosé Blanco Giráldez
M. x. Blanco RIBEIRA / LA VOZ

MUROS

CEDIDA

Ella regresó a su tierra natal y él encontró en la naturaleza la inspiración para pintar

10 mar 2021 . Actualizado a las 17:13 h.

En el nuevo escenario surgido tras la irrupción del coronavirus, lo habitual ya no es que los habitantes de las zonas rurales busquen el bullicio de las ciudades y unos servicios que les faciliten el día a día. Ahora, la tendencia es que, aquellos que pueden, escapen de las concurridas urbes y busquen los espacios abiertos y la tranquilidad de las pequeñas localidades e incluso de las aldeas. Huyendo del estrés de Oxford, acrecentado por la pandemia y las restricciones, llegaron a Louro (Muros) en busca de un respiro Fernando Chinthaka y Andrea Louro.

Ella regresó a su tierra natal tras una experiencia en el Reino Unido de tres años. Él, natural de Sri Lanka, llevaba ya 18 años residiendo en Inglaterra y es, de hecho, ciudadano británico. Como a la inmensa mayoría, la pandemia motivó un cambio radical en sus rutinas diarias, hasta el punto de asfixiarlos: «Yo trabajaba en una tienda y me quedé en casa. Fernando ejercía de arquitecto y también se vio obligado a seguir con su actividad desde casa. A todo se sumó, por mi parte, la morriña, y llegó la sensación de claustrofobia», explica Andrea.

Buscaron en Louro el respiro deseado y lo hallaron, pese a que se encontraron con unas normas más restrictivas que las que regían en su lugar de procedencia: «Allí podíamos pasear y hacer deporte sin mascarilla, por eso al principio nos resultaba extraño estar obligados a usarla aquí, incluso por lugares en los que no nos cruzábamos con nadie. Lo más agobiante en Oxford era tener que estar en casa», comenta Andrea.

Además del contacto con la naturaleza y la tranquilidad de una zona rural, Fernando Chinthaka encontró en Muros la inspiración necesaria para seguir desarrollando su faceta de artista. Dibuja desde pequeño, lo que lo llevó, según confiesa, a iniciar los estudios de Arquitectura, que concluyó en el Reino Unido. Desde allí se sumó a diversos certámenes, tanto a nivel nacional como internacional, y también a exposiciones para dar a conocer sus cuadros, enmarcados, tal y como define su estilo, entre el arte contemporánea e impresionista, con los edificios y los paisajes como temas preferidos.

Predilección por la naturaleza

En territorio barbanzano, Fernando quedó prendado de los parajes de Lariño y Louro, así como de los municipios de Muros y Carnota al completo: «Como artista, busco llamar la atención sobre la naturaleza que nos rodea y que tanto nos puede ayudar a eliminar el estrés». Los paisajes que le sirven de inspiración y le ayudan a hacer un ansiado paréntesis en una etapa vital marcada por la irrupción del coronavirus se completan, tal y como reconoce, con la buena acogida que ha tenido por parte de los que son sus nuevos vecinos: «El recibimiento en la comarca ha sido muy positivo y entusiasta».

La libertad que encontraron en Louro cuando más la necesitaban es para esta pareja una recompensa a la aventura que emprendieron a finales del pasado verano: «Estamos contentos de haber tomado la decisión, valoramos muchos la conexión con la naturaleza», confiesa Andrea. No le importa reconocer que se animaría a alargar lo que comenzó como un paréntesis: «Vinimos para coger un respiro, porque en aquel ambiente claustrofóbico hasta era casi imposible pensar».

Si bien es cierto que, tras el miedo inicial, la situación en Oxford, como en Barbanza, estaba ahora más tranquila: «Al principio había más sensación de miedo y la gente estaba perdida porque era una situación completamente nueva, pero con el paso de los meses, ese temor se fue disipando y todos tratamos de vivir de nuevo con normalidad».

Fernando es el que más tira por volver, dentro de un tiempo, a la ciudad: «Él quiere seguir trabajando de arquitecto, y yo también sé que allí tenemos más posibilidades laborales».