Un dispositivo especial velará para que no haya público en la subida a O Ézaro

Santiago Garrido Rial
S. G. RIAL CARBALLO / LA VOZ

MUROS

Ana Garcia

La Vuelta | La carretera AC-550, entre Muros y la meta de Dumbría, estará cortada al tráfico desde las 11.00 horas del 3 de noviembre

16 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A poco más de dos semanas de que una etapa de La Vuelta Ciclista a España termine en el mirador de O Ézaro (el 3 de noviembre), ya se conocen los detalles de seguridad y control de la carrera, muy estrictos. Un dispositivo especial de seguridad (40 agentes) velará por que no haya público en el ascenso, de 1,8 kilómetros de longitud, que Purito dejó en 6 minutos y 47 segundos, un récord a batir.

Ya se sabía que la organización no iba a permitir la presencia de espectadores en los tramos finales en alto, pero ayer se cerraron los detalles en una reunión telemática con todas las partes implicadas: Subdelegación del Gobierno, Xunta, Tráfico, Concello de Dumbría (participó el edil Raúl González) , los regidores de Carnota y Muros, y tres miembros de la organización.

Para velar por que se cumplan los requisitos habrá un dispositivo especial de seguridad, además de los habituales cortes de carreteras. En este caso, la AC-550, desde Muros y hasta O Ézaro, estará cortada desde las 11.00 de la mañana y hasta aproximadamente las 18.00. Esto obligará a vecinos y empresas a adaptar sus horarios o variar rutas: desde el transporte escolar, hasta comercios de venta con vehículos y todo tipo de usuarios de la vía. El corte incluye, claro, hasta más allá del mirador. En concreto, hasta la rotonda de Santa Uxía, en la bifurcación hacia el embalse. En toda la subida no podrá haber espectadores. ¿Ni siquiera algunos disgregados por el monte? ¿Cómo se va a evitar que algunos, por ejemplo, baje desde el alto de Miñóns? Son excepciones de las que también se habló, y solo en esos casos fuera del circuito normal, si se dan, los agentes vigilarán que al menos estén lo suficientemente lejos y manteniendo distancias. Pero la idea, como explicaba González, es no tener que llegar a algo así, sino que los aficionados cumplan a rajatabla las recomendaciones y se queden en casa, viendo la prueba por la televisión. Y siempre que los ciclistas puedan acceder a la subida sin nadie que se le aproxime. En la parte baja, en el llamado bulevar, entre el cruce con la general y la oficina de turismo, si hay algún espectador será casi inevitable, porque ahí hay casas, pero la velocidad de los ciclistas que van llegando en la prueba cronometrada ya impedirá cualquier contacto.

La seguridad se extrema incluso al acabar la carrera: ningún ciclista bajará hasta O Ézaro de vuelta, sino que todos serán llevados en vehículos particulares hacia Muros por arriba atravesando la carretera del embalse y siguiendo por O Fieiro, en Mazaricos. En todos los casos, el papel de las respectivas protecciones civiles va a ser clave. Aún habrá detalles que pulir en los próximos días con Tráfico, pero lo esencial ya está cerrado. Será la cuarta vez que la carrera pase por O Ézaro (la tercera con llegada) y la más rara de todas.