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E l verano en la ría de Muros todavía se prolongaba a principios del pasado mes de septiembre, la gente aún acudía a bañarse en las playas porque el sol seguía pegando con fuerza, el cielo por aquellos días estaba nítido, ni una sola nube, el viento cálido que soplaba aquellos días las había barrido por completo, recordaba la canción de Frank Sinatra Summer wind cuando dice: «El viento de verano, cálido viento de verano ¡Mmm el viento de verano!».
Una noche de esas que uno se levanta, aproveché para asomarme a aquella terraza de aquel ático de Esteiro que está junto al mar, y desde el cual se divisa, casi en su totalidad, la extensa ría de Muros. Serían sobre las cuatro de la madrugada, la mayoría de las casas estaban con las luces apagadas, apenas pasaban los coches, reinaba el silencio; pero la sorpresa fue mayúscula cuando mirando al firmamento, vi que el cielo estaba totalmente estrellado, como nunca. Yo ya casi no lo recordaba así de hermoso, y en medio de aquellas numerosísimas estrellas brillantes sobresalían las tres del cinturón de Orión, ese cazador que según una versión mitológica, apunta con su arco hacia las Pléyades, pero Tauro se interpone delante de ellas para protegerlas. Las estrellas del cinturón de Orión, las llaman las tres Marías, o también los tres Reyes Magos y cuyos nombres son: Alnitak, Alnilam y Mintaka.
Ante tanta belleza, uno no puede por menos que sentir la misma emoción que debió de experimentar Van Gogh al pintar su famosa noche estrellada. Qué bueno sería que algunos días de cielo estrellado, durante el verano, las autoridades acordasen, a una hora determinada, apagar las luces del alumbrado público de los pueblos que bordean la ría para que todos pudiésemos disfrutar de nuestro hermoso cielo estrellado. Pues si la ría es bonita en los días soleados, también lo es en las noches de estrellas, sobre todo con la luna reflejada en sus aguas plateadas. Carmen Alborés. Outes