Los ganaderos buscan tierra para que sus granjas sean más competitivas

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MUROS

VÍTOR MEJUTO

La falta de pastos, un hándicap para los que han tomado el relevo generacional

07 may 2019 . Actualizado a las 17:26 h.

Miembros del GES de Muros participaron en las labores de extinción de un incendio forestal registrado, la madrugada de ayer, en el municipio de Fisterra. El fuego comenzó sobre las cinco y no se dio por controlado hasta el mediodía. Varias brigadas, así como helicópteros y otros medios, participaron en los trabajos para apagar las llamas.

Escasez de terreno para sembrar forrajes, una brecha digital que se va acortando poco a poco, falta de mano de obra preparada y la dependencia de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) derivada de unos precios de mercado muy competitivos son los principales hándicaps a los que se enfrentan los ganaderos lácteos gallegos que han apostado por el relevo generacional. Yolanda Beiro Fernández y José Manuel Recarey Recarey, de Gandeiría Sar de Serráns, lo han hecho: «Estamos ben orgullosos».

La Gandeiría Sar de Serráns mira hacia A Ruña, el monte más alto que se ve desde el concello coruñés de Mazaricos. Sar es el nombre de la finca cuyas riendas tomó hace unos años, en el 2010, Yolanda Beiro Fernández y, poco después, en el 2014, a la que también se incorporó su esposo José Manuel Recarey Recarey. Serráns es la aldea en la que los padres de Yolanda formaron una familia y desde la que su madre, Nieves Fernández, empezó a vender leche. «Cando empezamos a vender aquí o leitiño, foi cando as mulleres comezamos a ter un soldo», recuerda mientras saborea el café del desayuno.

Cuenta Yolanda que hace cinco años levantaron un establo nuevo. «Entonces muxíamos 40 vacas, agora hai unhas 180 cabezas, das que en torno a 80 están en muxido. Duplicamos a produción».

Y de tener la leche como una actividad complementaria, Gandeiría Sar de Serráns ha pasado a convertirse en una empresa. Es socia de CLUN, que le recoge la leche. Periódicamente pasan estrictos controles de calidad y bienestar animal, análisis bacteriológicos, usan agua clorada para las vacas, algo que, como dicen, «aínda non é obrigatorio, pero pode que pronto o sexa e nisto para competir tes que ir un pouco por diante». Tienen la ISO 22000 y ahora están en trámites para entrar en Unicla. «Os animais teñen que estar mellor ca ti», apunta José Manuel.

Bienestar animal

«Para dedicarte a isto tenche que gustar e tes que velo como unha empresa. Hai que botar moitas contas porque o prezo do leite é moi competitivo. Moita xente non estaba acostumada a velo desa maneira. Muxían e tiraban para adiante. Quedaba aquilo, pois quedaba. Pero agora ten que quedar aquilo», explica esta pareja de ganaderos. Porque la inversión inicial necesaria para hacer una explotación rentable es muy elevada y los gastos son constantes: «As vacas teñen que estar ben atendidas porque como non as atendas ben son perdas».

Yolanda y José Manuel son la prueba de que el relevo generacional funciona, pero ha de sortear todavía muchos hándicaps. El primero es la falta de terreno para forraje. En su caso plantan pradera y maíz porque en estos momentos la PAC admite dos cultivos para acceder a las ayudas. Pero cómo arreglárselas cuando el terreno es escaso. Por eso, añade José Manuel, «andamos moi xustos de terreo. Por aquí hai zonas onde é moi costo e moitas fincas non valen para traballar. Despois de prezo de aluguer hai de todo. Depende do acceso que teñan para que pase a maquinaria, da distancia... e non é o mesmo unha finca de dúas ou tres hectáreas que unha máis grande».

Lo paradójico es que aunque Galicia cuenta con un buen número de hectáreas de tierra abandonadas, «nas comarcas gandeiras a terra que non está traballada e é un ben escaso», explica el director de la Fundación Juana de Vega, José Manuel Andrade. De ahí que los que quieren crecer para dimensionarse han de recurrir al arrendamiento. Un trabajo sobre Propiedade, Mobilidade de Terras e Valorización Territorial, financiado por la fundación, recordaba como entre los años 1999 y 2009 la principal vía de aumento de la superficie de las explotaciones era ya el alquiler. Ahora Andrade matiza que «segue a selo». Aunque el último censo agrario publicado en el 2009 hablaba de que las explotaciones gallegas tenían una superficie agraria útil media de poco más de ocho hectáreas, su tamaño varía en función de la comarca.

La Lei de Recuperación e Posta en Valor da Terra Agraria de Galicia que prepara la Consellería de Medio Rural pretende buscar una solución al problema poniendo en marcha instrumentos diferentes para recuperar base territorial. Porque, según los datos que maneja ese departamento de la Xunta, un 75 % del terreno rústico que hay en la comunidad está compuesto de pequeñas parcelas con una superficie media de 2.500 metros cuadrados.

La cuestión es que el problema de la tierra es muy diferente en función de cada comarca y hay que dar respuesta a las dificultades de cada zona. No es la primera vez que el Gobierno gallego trata de poner en cultivo tierras abandonadas. En el 2007, durante el bipartito, se había puesto en marcha el Banco de Terras que trató de movilizar unas 100.000 hectáreas baldías. Más de una década después, el problema continúa.

Mano de obra

Para Yolanda y José Manuel el aumento de la base territorial es fundamental para continuar creciendo porque el cultivo de sus propios forrajes supone un importante ahorro de costes a la hora de alimentar al ganado. Pero no es el único hándicap con el que se topan para continuar avanzando. «Non hai man de obra para poder facer todo o traballo», apunta José Manuel, quien en el futuro espera poder contratar algún empleado.

Y luego está la Política Agraria Común. En Semana Santa fueron a A Picota para solicitar las ayudas. «Son fundamentais mentres os prezos base do leite estean tan axustados. Agora está nos 29 céntimos por litro máis calidades, pois tería que subir ata os 36 de base máis ou menos para non ter que depender da PAC».

«As vacas teñen que estar ben atendidas porque como non estean son perdas»