La revalorización del producto permitió a las lonjas facturar más con menos ventas

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

MUROS

MARCOS CREO

El movimiento económico ascendió a 88,9 millones, lo que implica un incremento de 920.769 euros

07 feb 2019 . Actualizado a las 20:04 h.

Pese a los problemas con los que continuamente deben lidiar los profesionales del mar -descartes, reducción de cupos o negativas condiciones climatológicas- el pasado ejercicio resultó bastante positivo para la mayoría del sector, al menos así lo reflejan los datos de facturación en las lonjas. El precio medio del producto subastado aumentó en las diez rulas de la comarca, posibilitando un incremento del movimiento económico pese a existir una menor venta de pescados y mariscos.

Los ingresos se elevaron hasta los 88,9 millones, lo que representa 920.769 euros más que los obtenidos entre enero y diciembre del 2017. Por el contrario, la cantidad de mercancía por la que pujaron los compradores decayó en 12.538.579 kilogramos.

Hay ascensos de valores medios en la venta de materia prima muy significativos, como es el caso del registrado en Cabo de Cruz, con un crecimiento próximo a los dos euros, o Noia, donde el aumento fue de un euro.

Máximo ribeirense

Las cifras globales pueden ser incluso mejores, lo que tendría un efecto directo en el caso de Ribeira, que volvería a marcar un récord. El gerente de la instalación, Fernando Carreira, explica que, por cuestiones burocráticas, está pendiente una actualización de los datos que elevará la cuantía final de la facturación a unos 43.500.000 euros.

Cuatro son las lonjas cuyos resultados empeoraron el pasado ejercicio con respecto al del 2017: Muros, Porto do Son, Cabo de Cruz y Portosín, siendo esta última la que experimentó la bajada de ventas de mayor calado, 3.460.544 kilogramos menos. Sin embargo, el repunte de precios evitó una caída en picado de la facturación. Sobre las causas que propiciaron esta situación, el dirigente del pósito, Iván Carreño, comentó que la flota se vio afectada por los temporales, especialmente en el tramo final del año.

En el caso sonense, ni el buen comportamiento del precio del pulpo ni las ventas realizadas por un par de cerqueros que atracan en su muelle permitieron evitar un descenso que sobrepasó el medio millón de kilogramos. El problema radica en que muchos profesionales adscritos al pósito comercializan sus capturas en Ribeira porque, al haber mayor número de compradores, las pujas van al alza.

Por su parte, mariscadores de Cabo de Cruz y el propio patrón mayor no ocultan su preocupación por la incidencia que tiene sobre los bancos productivos la constante presencia de furtivos en los arenales.