Marcus Heinrich: «En una ola grande primero sientes miedo y, una vez que lo haces, un subidón terrible»

MUROS

Marco Gundín / Jet Galicia / Lois Balado

«Puedes fallar, pero debes tener bien estudiado cómo corregirlo», razona el deportista de Muros

19 dic 2018 . Actualizado a las 18:27 h.

Creció en el entorno de Ancoradoiro. Entre dos playas, el mar y las tablas. Las mismas que Marcos Heinrich (Muros, 1989) pretende ahora fabricar para ganarse la vida tras quice meses sumando experiencia en Australia. Hace dos años que comenzó su escalada sobre las olas. Se considera un novato. Pero ha trepado ya sobre el mar a cerca de nueve metros de altura. Y quiere más.

Marcos Heinrich

-¿Cómo se prepara para enfrentarse a olas de gran tamaño?

-Hay que entrenar mucho el físico, la elasticidad, y la cabeza es fundamental. Tienes que lograr un punto de relajación que te permita unas buenas apneas.

-¿Qué es lo más complejo de gestionar sobre la tabla?

-Lo más difícil es tenerlo claro a la hora de remar, saber lo que haces. Puedes fallar, pero lo que no puedes es no tener bien estudiado cómo corregirlo. Esto no es llegar a un sitio, ver la ola y decir «vamos para el agua». Con estos tamaños hay que controlarlo mucho antes de ponerte a remar.

-¿Qué se siente sobre la tabla?

-Hay que controlar la cabeza para no cagarte vivo. Primero sientes el miedo y, una vez que lo haces, es un subidón terrible. El miedo es un buen aliado, el pánico no. Te hace ser consciente del riesgo y a la vez es lo que luego dispara la adrenalina. Es una sensación que engancha (se ríe).

-¿Cuál es la experiencia más extrema que ha vivido?

-En julio estuve en Uluwatu, en Indonesia, con las olas más grandes que se recuerdan allí en años, por encima de los ocho metros, pero la más intensa la viví aquí en Galicia, en Río Sieira [en Porto do Son]. Era una ola nueva. Se le llamó The Big. Quizá por novato, pero la remé solo y fue una descarga de adrenalina brutal. En Indonesia tenían más tamaño, pero no la complejidad de aquella. Fueron ocho metros muy intensos.

-¿Tiene Galicia potencial para explotar este tipo de olas?

-Hay dificultades añadidas: la roca; el tipo de rompiente que tenemos; los suelos, que no suelen estar muy filtrados; el mar, que no entra limpio y complica a la hora de remar. Es más difícil encontrar sitios pero los hay, sin duda. Tan claro como que los he visto. Galicia no está ni mucho menos al nivel que podría estar, quizá porque llevamos un par de generaciones de surfing de retraso. Pero aquí levantas una piedra y salen tres olas.

-Se están dando algunos pasos, como el campeonato que se está cociendo en Illa Pancha...

-Es un incentivo, el camino a seguir. En el País Vasco hay competiciones internacionales, mucha gente surfeando olas grandes y muchos apoyos detrás. Aquí estamos empezando y ese certamen seguro que ayudará a impulsar este deporte y subir el nivel. Tampoco hay que pecar en llamar gigante a lo que en esa escala está en lo más bajo. No seremos Nazaré, pero de Ribadeo a Vigo hay «olones».

-Ya que menciona Nazaré, uno de los templos de las olas de gran tamaño, ¿le gustaría tener la oportunidad de surfear allí?

-Me encantaría. Pero para eso necesito no solo entrenar mucho, también una serie de medios en el agua, una infraestructura para hacerlo seguro. Si surge la oportunidad lo probaría, pero no me lo planteo como algo inmediato. Lo que quiero ahora es aprovechar lo que tenemos en Galicia. Vengo con ganas y aquí hay mucho que dar.

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