Una segunda vida para las discotecas

A. Lorenzo / Sande / Alvite RIBEIRA / LA VOZ

MUROS

CARMELA QUEIJEIRO

Muchas se convirtieron en supermercados, comercios y bloques de pisos

13 nov 2017 . Actualizado a las 17:08 h.

Durante varias décadas la comarca vivió una época dorada de la movida y no había municipio donde no proliferaran las discotecas que, dependiendo del día del fin de semana y de la moda del momento, se abarrotaban de jóvenes que llegaban de toda la provincia para disfrutar de las noches de marcha. Pero todo se acaba, y la caída del tejado de la discoteca Bumerang esta semana ha venido a simbolizar la situación que atraviesa el sector, en el que de las cerca de medio centenar de salas de baile que llegó a haber en toda la zona apenas quedan en activo un par de ellas, y una solamente abre sus puertas durante el verano.

El resto han pasado por muy distintas fases, y aunque en algunos casos se intentaron reflotar con la llegada de nuevos propietarios y un cambio de nombre, lo cierto es que finalmente acabaron cerrando sus puertas. Otras tuvieron mejor fortuna y han logrado tener una segunda oportunidad aprovechando los amplios locales con los que contaban y una privilegiada ubicación. Este es el caso de la sala O Paraíso de Muros, que en el año 1990 transformaba la pista de baile en un supermercado, un cambio de actividad que incluso sirvió para que el grupo de teatro Chévere le dedicase una obra. De la misma forma acabó Prismas en Noia (también conocida como Nu2), que cambió la cabina de música por las estanterías de alimentos. También en esta localidad triunfó durante años Tubos, que finalmente se derribó y dejó paso a un moderno bloque de viviendas, la misma salida que tuvieron muchas otras salas de fiestas de la comarca.

Tiendas y bancos

Un taller de costura, un almacén de aluminios y finalmente una tienda agrícola ocuparon las antiguas instalaciones de la discoteca A Picota de Mazaricos, que en su época fue una de las más populares de la zona junto con la de Pino de Val, que aunque ahora permanece cerrada sirve para celebrar algunos actos políticos de fin de campaña.

Por la discoteca Zorba de A Pobra, situada frente a los jardines Valle-Inclán, llegaron a pasar multitud de cantantes y grupos famosos de las décadas de los 60, 70 y 80. Luego fue ocupada por todo tipo de negocios, desde una hamburguesería a un locutorio, o una entidad bancaria, y en la actualidad da cabida a una tienda de deportes, a una copistería y a una academia educativa. No muy lejos de ella se encuentra la Sala Madrid, que luego fue Onda, Gran Vía y un sinfín de nombres más hasta que hace unos años cerró sus puertas como discoteca para reabrir como un negocio de animación infantil. La otra gran sala pobrense, Bumerang, se encuentra en ruinas y su futuro pasa por el derribo y la creación de una zona verde de ocio y esparcimiento.

Mejor futuro tendrá Hesta Kurva, un edificio que también está muy deteriorado y que el Ayuntamiento de Ribeira adquirió para convertirlo en la nueva residencia de la tercera edad.