Las 1.200 hectáreas del pantano de Mazaricos apenas albergan 35 hectómetros cúbicos de agua
28 feb 2022 . Actualizado a las 19:40 h.Estamos ante el invierno más seco de, por lo menos, los últimos 22 años. Nunca antes, desde que en el año 2000 arrancasen las primeras estaciones de medición en el territorio de Barbanza, se habían registrado menos jornadas de lluvia -solo 31 de los 66 días que llevamos de estación-, ni un volumen de agua caída tan bajo que ni siquiera alcanza el 40 % de la registrada durante el pasado año.
Esta ausencia tan prolongada de precipitaciones de importancia ya empieza a pasar factura a los ríos y embalses que ocupan terrenos en la zona. El de A Fervenza, en Mazaricos -también se extiende por los municipios de Dumbría, Vimianzo y Zas- es un claro ejemplo. Sus 1.200 hectáreas de superficie apenas albergaban a principios de semana 35 hectómetros cúbicos de agua, un tercio de su capacidad total y la cifra más baja de la última década a estas alturas del año.
«Levo aquí 62 anos en nunca acordo un febreiro co río tan baixo. A ínsua parece un deserto, algo impensable nesta época do ano», apunta un vecino del lugar de Ribadeza en relación a la isla natural de 200 hectáreas de superficie que forma el río Xallas al bifurcarse a su paso por San Cosme de Antes, en Mazaricos
Idéntica opinión tienen los residentes en O Niñán, acostumbrados a tener el agua a las puertas de sus viviendas durante el invierno. «En poucos anos pasamos de que o embalse nos entrara nas casas a esta sequía tan forte. Non o recordo nunca con menos agua no medio do inverno», señala una residente en el lugar.
Si bien A Fervenza no se destina al abastecimiento de agua para la población, su estado es el fiel reflejo de los ríos y regatos que lo abastecen y, por tanto, también de los manantiales de los que sí se sirven muchas viviendas. Unas fuentes naturales que, si continúa sin llover, pueden presentar serios problemas de suministro durante la primavera y el período estival.