Torre de Babel en el campo de Barbanza

Xoán r Alvite / a. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

MAZARICOS

Granja de Mazaricos con reses VikingHolstein, VikingRed y Coopex Montbéliarde
Granja de Mazaricos con reses VikingHolstein, VikingRed y Coopex Montbéliarde Alvite

Junto a vacas autóctonas, como la vianesa o la caldelá, conviven en explotaciones de la comarca otras originarias de Francia o Dinamarca

10 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Alemania, Francia, Holanda e, incluso, Dinamarca o Suecia. El campo barbanzano es, atendiendo a la procedencia de su cabaña ganadera, una inmensa torre de Babel con animales originarios de medio mundo.

Sin ir más lejos, el caso más llamativo es de las populares frisonas -el 97 % de las 20.000 vacas lecheras existentes en la comarca son de esta raza-, que si bien tienen su origen en Frisia, una región que agrupa territorio germano y holandés, han visto como su genética primitiva se ha ido transformando mediante cruces con la raza holstein americana, procedente de Estados Unidos y Canadá. También con otros de cepas procedentes de Italia, Suiza u otros países con menos tradición ganadera, como Rumanía o la República Checa.

En este sentido, hay explotaciones en la comarca -la ganadería Pazos de Mazaricos- es el ejemplo más destacado- que apuestan directamente por el mestizaje. Así, han adoptado un sistema denominado Procross que se basa en el cruce de razas de gran potencial lechero, como la frisona, con otras que destacan por su longevidad o por su buena calidad láctea, como es el caso de la roja sueca, la roja danesa o la montbéliarde francesa.

Vacas limousinas en Mazaricos
Vacas limousinas en Mazaricos Alvite

De tierras galas proceden, precisamente, las razas limusina, la blonda de Aquitania o la charolesa, que comparte pastos, además de cruces genéticos, con otras de actitud cárnica como la rubia gallega o la asturiana de los valles, muy extendida por todo el territorio barbanzano.

 La presencia de razas foráneas no constituye impedimento para que también hayan encontrado espacio otras autóctonas, alguna de las cuales está en peligro de extinción. Una de ellas es la caldelá, que toma su nombre del municipio de Castro Caldelas. Quien la cría en la comarca es el ganadero de Xuño Daniel Fernández, que posee 17 cabezas.

Comenta que se defienden muy bien en el monte, «é robusta», y destaca la calidad de su carne, más jugosa y tierna porque «infiltra máis a graxa». Los canales de estos animales no son grandes, unos 150 kilos, y Daniel Fernández precisa que sus clientes son particulares que los compran para autoconsumo.

Vacas vianesas en la comunidad de montes de Baroña
Vacas vianesas en la comunidad de montes de Baroña Comunidad de montes de Baroña

Por su parte, la comunidad de montes de Baroña posee tres vacas vianesas, así como varias cachenas. El presidente de la entidad, Ovidio Queiruga, señala que las primeras «adáptanse ben ao monte e teñen boa carne». Asimismo, comenta que las vianesas las adquirieron a un criador de la zona que iba a dejar la actividad, de ahí que tengan un número tan reducido de animales.

Dado que, como apunta Queiruga, «Barbanza é unha zona máis de toxo e menos de pasto», la comunidad ha habilitado unos pastizales y, precisamente, hace unos días se trasladó a los ejemplares a este terreno. Hace unos años, los comuneros también tuvieron ovejas de Camerún, de aprovechamiento cárnico porque no tienen lana.

Una comunidad de montes con solera en la cría de vacas cachenas es la de Esteiro, de las que tienen 45 cabezas. Su secretaria, Rosario Piñeiro, manifiesta que «trouxéronse para abrir camiños, porque fan moita limpeza. Estes animais mantéñense eles».

Subraya la calidad de su carne y precisa que cada temporada retiran los machos: «O ano pasado sacamos a carne á venda por un prezo simbólico para comuneiros e veciños. Fixemos lotes de dez quilogramos de forma repartida das distintas partes».

 

Fernando Pérez, con sus ovejas de raza suffolk
Fernando Pérez, con sus ovejas de raza suffolk Marcos creo

Fernando Pérez, criador ovejas suffolk: «Escollín esta especie pola raza e pola carne»

Bombero forestal, el vecino de Lousame Fernando Pérez es un auténtico amante de la naturaleza al que le gusta contribuir a que el monte recupere su carácter autóctono. La plantación y la cría de animales constituyen dos de las aficiones a las que dedica buena parte de su tiempo libre. Posee en la aldea de Xestoso, en Lousame, un terreno que, explica, «non pode traballarse por medios mecánicos». Preocupado por mantenerlo en buenas condiciones y, sobre todo, por respetar el equilibrio ambiental, de forma paulatina ha ido repoblándolo con castaños, robles y abedules: «Intento interferir o menos posible».

También se ha hecho con una pequeña cabaña de reses, ovejas en concreto, que contribuyen a limpiar la propiedad para la prevención de incendios. Buscando qué ejemplares podía comprar decidió decantarse por una variedad originaria de Inglaterra, la suffolk: «Escollín esta especie pola raza e pola carne. Na provincia da Coruña somos tres ou catro criadores».

Empezó adquiriendo dos ejemplares y en la actualidad posee tres machos y 13 hembras. Explica que crecen con gran rapidez y que antes de emprender su afición ganadera estuvo formándose. De hecho, sigue haciéndolo para que el monte de su propiedad sea cada vez mejor.

Convivir con el lobo

Dado que los animales están al aire libre, los depredadores constituyen una amenaza. Sin embargo, Fernando Pérez comenta: «Eu intento convivir co lobo. Teño protexidas ás ovellas cos cans. Téñoos visto ao carón delas e non entrar no cercado». Un perro pastor, cuyo nombre es Lucky, se encarga de esa labor.

Este criador aficionado explica la curiosidad de las ovejas suffolk: «Cando nacen son negras e ao medrar cambian a unha cor grisácea e azulada». Así hasta alcanzar su aspecto característico de cabeza y patas negras. En la actualidad tiene varios corderos y destaca lo buenas que resultan en el monte: «Rama que cae ao chan, rama que ventilan».

Ejemplar de vaca roja sueca
Ejemplar de vaca roja sueca Alvite

Características tan amplias como sus procedencias

De aptitud láctea o cárnica, de gran tamaño o escasas dimensiones, especialmente delicadas o destacables por su rusticidad. Tan amplia como su procedencia son las características de algunas de las razas existentes en territorio barbanzano.

 Jersey. Originaria del Reino Unido, da una leche con elevados porcentajes de grasa y proteína.

 Roja sueca. De color rojo, tiene entre sus principales características una elevada fertilidad y una buena salud de ubre, aspectos fundamentales para las granjas lácteas.

 Caldelá. Una de las cinco gallegas en peligro de extinción. Tiene una gran aptitud maternal, un temperamento tranquilo y gran docilidad que facilita su manejo.

 Limusina. Una de las razas cárnicas más extendidas por el mundo. Con un aspecto similar a la rubia gallega, destaca por su facilidad de parto.

 Vianesa. Autóctona gallega, era muy utilizada para su trabajo en el campo. Aunque orientada a la producción de carne, también da mucha leche, lo que permite un rápido crecimiento de sus crías.