Niños y adultos disfrutan de actividades en el centro de ocio Naturmaz, que para garantizar la seguridad ha incrementado el número de monitores y reducido el tamaño de los grupos
31 ago 2020 . Actualizado a las 20:56 h.El coronavirus ha afectado al ánimo pero no ha quitado las ganas de diversión ni de seguir viviendo aventuras. Al menos no lo ha conseguido con los más pequeños que, paradójicamente, fueron también los más que sufrieron (y mejor aguantaron) las consecuencias de estar mes y medio encerrados en sus casas.
Lo saben bien en el centro de ocio Naturmaz de Mazaricos, que lleva desde la primera semana de julio haciendo felices a los niños que asisten a sus campamentos multiaventura. Propuestas lúdicas en las que llevan trabajando más de una década, pero que, en esta ocasión, resultan especiales debido a las medidas que se han visto obligados a poner en marcha para protegerse de posibles rebrotes de la enfermedad.
«As actividades son as mesmas de sempre porque os rapaces gozan moito con elas. O que mudou foi a forma de planificar e traballar dentro do campamento. Reducimos o tamaño dos grupos, aumentamos o número de monitores e o material e, por suposto, extremamos as medidas de hixiene. O único que non cambiou foi a diversión e o bo ambiente», explica Janet Martínez Danis, coordinadora de iniciativas de este complejo situado en las inmediaciones del embalse de A Fervenza. Martínez destaca lo interiorizado que tienen los niños la necesidad de lavarse frecuentemente las manos o el uso obligatorio de la mascarilla.
Complemento que no faltó entre los que se atrevieron a lanzarse por la tirolina de más de 300 metros de longitud, practicaron escalada o probaron puntería en el tiro con arco. Incluso se la pusieron los que optaron por la navegación en kayak por las aguas del embalse, o los que quisieron probar hasta donde llega su vértigo en el circuito de altura con el que cuenta el recinto.
Gran responsabilidad
«Os nenos son estupendos e máis responsables que os adultos. Facilitámoslles unhas máscaras do tipo FFP2 especialmente deseñadas para eles e non facían nada sen elas», comentan los responsables de Naturmaz, que también elogian el comportamiento de los pequeños a la hora de utilizar los vestuarios, las duchas o el comedor del centro. Espacios en los que también se redujo el aforo, se aumentó el número de limpiezas diarias o, en caso del comedor, se suprimió el servicio de bufé libre por el de la atención personalizada en mesa.
«No momento que chegan reciben unha charla sobre o funcionamento do campamento e de todas as normas que hai que cumprir. Estamos facendo un campamento por semana, cun número medio de 15 rapaces e, a verdade, é que non houbo nin o máis mínimo problema porque todos os cativos están tendo un comportamento exemplar», señala Martínez Danis, que incluso dice que el hecho de reducir los grupos crea una mayor complicidad entre monitores y alumnos.
Las medidas de protección e higiene no solo se aplican en tierra, sino también en el aire. Porque, además de centro de ocio, Naturmaz también cuenta con un aeródromo en el que se realizan bautismos y paseos aéreos o se imparten clases para la obtención del título de piloto de ultraligeros. Piloto y acompañante, deben usar continuamente la mascarilla durante el vuelo, realizando una completa desinfección de los mandos una vez se aterriza.
En cualquier caso, parece claro que tanto los que hayan disfrutado de estas actividades como los vayan hacerlo en los próximos días se acordarán más de la diversión vivida que del hecho de tener que usar la mascarilla. Mientras no se demuestre lo contrario, la adrenalina sigue siendo el mejor antídoto contra las afecciones del ánimo.