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S í, la calle del olvido existe, está en Pino de Val (Mazaricos). Seguro que lo entienden una vez hayan leído este artículo. Nació esta calle allá por los años 1969-70, cuando varios vecinos acordaron generosamente donar parte de sus terrenos al Concello, lo que supondría poder construir la iglesia y el grupo escolar existentes.
Y como la Puerta de Alcalá, ahí está, viendo pasar el tiempo, un montón de procesos electorales y no sé cuántos alcaldes electos. Lo raro en todo esto no es que ningún alcalde conociera la desgraciada calle en persona, puesto que ya sabemos cómo todos acostumbran a gobernar maravillosamente desde el despacho. Lo raro en todo esto es que ningún concejal de turno, que habitualmente actúan de recaderos-alcahuetes, le pasara recado al regidor del estado en el que se encuentra la calle del olvido.
Ingenuamente, yo nunca me preguntara a qué podía deberse tal abandono. Ahora caigo. Y es que en ella no vive ni han vivido ninguno de estos habituales amigotes pelotas. En ella vivió siempre un tal Federico. Federico Pérez Morín. Mazaricos