La sequía provoca la escasez de numerosas especies de setas

x.r. alvite MAZARICOS / LA VOZ

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La conversión de pinares en prados también afectó a la producción

16 nov 2017 . Actualizado a las 13:24 h.

Mal año para los aficionados a las setas en la comarca. La ausencia prolongada de lluvias y las temperaturas inusualmente elevadas para esta época del año están provocando que muchos ejemplares que, en circunstancias climatológicas favorables, acostumbraban a crecer en octubre, ni siquiera llegaran a brotar.

Es el caso de los sabrosos y apreciados níscalos (lactarius deliciosus), los bolletus o incluso las inconfundibles cantharellus, paradójicamente una de las variedades más abundantes en la comarca. «Este ano non se deron as condicións climatolóxicas máis axeitadas. Nas poucas xornadas que houbo chuvia, esta foi moi intensa, e outro tanto pasou coa temperatura que foi excesivamente alta. Algo houbo, pero moitísimo menos que o ano pasado», apunta el aficionado mazaricano José Ponte, que también cree que otros factores como la ampliación del terreno de cultivo o la recogida indiscriminada de ejercicios precedentes provocaron el descenso generalizado que se está registrando en la zona.

«Moitos pinares -lugares más idóneos para encontrar determinadas variedades- convertéronse en praderías e en moitos lugares acabaron con plantacións boas por utilizar rastrillos e outros utensilios similares».

Recogida y transporte

Tanto la forma de recogerlas como de transportarlas son aspectos en los que incide de forma especial José Manuel Castro Marcote, licenciado en Química y Farmacia y autor de varios libros sobre micología, que impartió un curso en Mazaricos de iniciación al mundo de las setas.

Entre los consejos que se llevaron la veintena de asistentes, cabe citar: Solo se deben recoger aquellas especies que se conozcan, y, ante la duda, lo mejor es no cortarlas ni estropearlas, porque pueden resultar de interés para otra persona o beneficiosas para el propio ecosistema.

También es conveniente prescindir de las bolsas de plástico en favor de las cestas de mimbre, porque una vez cortadas pierden calidad si no están en contacto con el aire. Y, a la hora de cogerlas, es preferible desechar las pequeñas, seccionando las mayores por la base del tallo y tratando de no arrancarlas para que puedan volver a brotar.