Los vecinos alertan de que cada vez se acercan más a las casas
29 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Tras varias semanas sin tener constancia de su presencia, el lobo ha vuelto a actuar en Mazaricos y lo ha hecho por partida triple en lugares separados por más de una decena de kilómetros. Se tienen constancia de ataques durante la madrugada del viernes al sábado en Coiro, en la aldea de Montesubelo y en el núcleo de Argueiron, a escasos tres kilómetros de la capital municipal, A Picota.
En los dos primeros casos, el lobo se abalanzó sobre dos rebaños de ovejas con el resulta de cuatro ejemplares muertos, mientras que en la última arremetida la víctima fue una vaca que pastaba en una finca próxima al establo.
Su propietaria, Rosa Moledo García, lamentaba lo sucedido al tiempo que alertaba de la presencia constante de estos cánidos por las inmediaciones de su aldea. «Xa fai semanas que os veciños din que se ven lobos axexando polo lugar, aínda que nunca pensamos que se atrevesen a atacar tan preto das vivendas».
Vaca herida
El animal afectado, una res de raza frisona de cuatro años de edad, se recuperaba en una parcela próxima a la vivienda de una herida una pata, motivo que le impidió defenderse del ataque del lobo que la mató tras provocarle importantes heridas en su cuarto trasero.
Estos hechos no son nuevos en la zona, donde los dueños de las granjas están ya acostumbrados a la presencia de los lobos. Incluso, por precaución, se han visto obligados a cambiar costumbres de manejo del rebaño como la de que las vacas secas o las novillas pasasen la noche en fincas próximas a las estabulaciones. A pesar de ello, su temor va en aumento dado que últimamente, los lobos se acercan cada vez más a las viviendas en busca de alimento. «A semana pasada vimos pasar unha bandada de catro ás dez da maña a escasos metros do lugar. Parece como se non tivesen medo en achegarse á xente», señaló un vecino de Colúns que critica la escasa atención que las Administraciones prestan a este problema así como la tardanza en los pagos y la exigua cuantía de las ayudas que reciben los ganaderos que pierden reses debido a los ataques de los cánidos.
De hecho, los propietarios de los animales abatidos en Mazaricos tendrán que esperar al año que viene para poder solicitar las ayudas públicas a las que tienen derecho.