Que lo solucione papá Concello

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CRÓNICA

MAZARICOS

06 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nueve de la noche. Un vecino que vuelve, azada en mano y ya caída la tarde, de comprobar que el jabalí no le ha destrozado todavía su plantación de maíz forrajero se queja: «Mira como teñen isto, a cuneta chea de terra, o tubo tapouse e a auga baixa polo medio da pista. Xa a desfixo toda e agora non se pasa nin co tractor».

Ni que decir tiene que no está entre sus obligaciones el mantenimiento de las vías públicas, pero con la herramienta que llevaba consigo y la sobrada capacidad para manejarla habría solucionado el atasco del tubo en cuestión de minutos retirando la tierra para que el agua volviese a fluir y no continuase destrozando la pista que, además, emplea casi a diario para acceder a varias de sus propiedades.

Este ejemplo concreto de hace unos días en el vecino municipio de Mazaricos ilustra hasta que punto ha cambiado en apenas un par de generaciones la relación que mantienen la gente con el territorio, con la Administración y la conciencia de pertenencia vecinal en general.

Al padre del paisano del ejemplo, e incluso a él mismo cuando todavía era un escolar, ni se le hubiese pasado por la cabeza esperar a que viniese el Concello a limpiar un tubo o una cuneta e evitar así los daños en el camino. No lo pensaban y aunque lo hicieran no iba a ocurrir, porque se daba por hecho que, salvo cuestiones muy puntuales y esporádicas, las necesidades comunitarias de los vecinos: traídas de agua, mantenimiento de viales, lavaderos,... o las cubrían ellos o no lo haría nadie.

De esa situación de práctico abandono por parte de la Administración, que suponía que los vecinos ni siquiera tuviesen una conciencia real de pertenencia a un municipio -su conciencia identitaria se quedaba mucho más en la propia aldea o en la parroquia- se ha pasado a una dependencia absoluta de la actuación pública. Es más, dado que la capacidad, y en muchos casos también el interés de los gestores, dista mucho de cubrir las necesidades reales, se crea una situación de frustración. Donde antes había desapego hacia las formas de organización administrativa superiores, ahora lo que existe es cierta inquina porque se espera de ellas lo que no pueden o no quieren dar.

Las razones que han llevado a sociedades rurales de la zona a recorrer este camino seguro que darían para una tesis de psicología social, pero se antoja todavía más complicado que se pueda revertir de alguna manera el modelo. Salvo los ejemplos contados y loables del movimiento asociativo, sea por la despoblación, el envejecimiento o lo que sea, los tejidos vecinales están gravemente heridos y, al igual que la cuneta, no los va a venir a reparar papá Concello.