Los guardias civiles que rescataron a un suicida en Lousame: «Nos encontramos al chaval con los pies colgando a más de 40 metros de altura»

Christopher Rodríguez
CHRISTOPHER RODRÍGUEZ RIBEIRA / LA VOZ

LOUSAME

Los agentes Jorge Laíño y José Ángel Pérez, delante del viaducto de Pasares, en Lousame.
Los agentes Jorge Laíño y José Ángel Pérez, delante del viaducto de Pasares, en Lousame. CARMELA QUEIJEIRO

Los agentes de la patrulla fiscal de Noia evitaron que un joven se tirase de un puente

06 abr 2023 . Actualizado a las 16:17 h.

Al borde del abismo, literalmente. No hay otra forma de resumir la situación vivida el pasado martes en Lousame por José Ángel Pérez, Jorge Laíño y Jose Ramón Villar, agentes de la patrulla fiscal y de fronteras de la Guardia Civil de Noia. Lo que en un principio comenzó como un simple operativo de asistencia en un accidente de tráfico, les acabó llevando a jugarse el tipo al borde del puente de Pasares. Todo, para salvar la vida a un joven que, encaramado a la barandilla del viaducto, amenazaba con saltar al vacío y acabar con todo.

Así lo narran sus protagonistas, todavía con la impresión en el cuerpo, después de saldar con éxito una operación que recordarán por el resto de sus días debido a la tensión, complejidad y su feliz desenlace. «Todo comenzó con un cúmulo de acciones a raíz de un accidente. La situación estaba siendo manejada con los titulares de los vehículos, pero el joven parece ser que se asustó y ocultó su coche», explican.

Tras esto, la Central Operativa de Servicio (COS) de la Comandancia de A Coruña dio la voz de alarma a los agentes, comunicándoles que debían trasladarse al viaducto de Pasares, en el término municipal de Lousame. El aviso era claro: un joven estaba encaramado a la barandilla del puente con la posible intención de lanzarse al vacío.

Los agentes de la patrulla fiscal se desplazaron hasta el lugar indicado para constatar, efectivamente, que la situación era muy seria y que existía un riesgo real que de que el chico se quitase la vida: «Nos encontramos con el chaval sentado con los pies colgando a más de 40 metros de altura. En ese momento bajamos del coche para hablar con él e intentar calmarlo, pero parecía que nada surtía efecto».

Máxima tensión

En un contexto en el que cada segundo que pasa parecen horas, los guardias civiles tuvieron que sacar a relucir toda su capacidad dialéctica para sostener una situación límite. «Estuvimos bastante rato hablando con el, pero llegó un momento en que nos dijo que parásemos, que si nos acercábamos más se lanzaba. Nosotros queríamos que se bajase por su propia cuenta», aseguran.

Los agentes describen el operativo, que desarrollaron en colaboración con la Guardia Civil del puesto de Noia, como una situación de máxima tensión en la que el miedo a que el joven se lanzase del puente fue real en todo momento. Además, comentan que ante tal suceso, su trayectoria y experiencia en el instituto armado ayudó a dar una respuesta a la altura de las circunstancias.

«Fue muy duro. Hay que actuar casi como un psicólogo. A lo largo de la carrera de un guardia civil se viven muchas situaciones a raíz de que las que se adquieren experiencia y pericia. Lo que más dolía es que teníamos a la familia del joven detrás. No salvarlo se habría quedado en nuestra conciencia para siempre», dicen.

Tras la charla, llegó un momento en el que pasar a la acción fue inevitable. El joven, derrumbado, tuvo claro que todo se había acabado y se disponía a saltar. Ahí, tras unos segundos de señas con sus compañeros que lo distraían, el más veterano de los agentes, Jose Ángel Pérez, se abalanzó sobre el chico: «El corazón me iba a mil por hora, pero tenía que rescatar al chaval. Nunca había estado en una situación semejante. Yo me arriesgué, es cierto, pude haberme caído del puente con él, pero por suerte todo salió bien».

A pesar de la oposición del joven, finalmente ambos acabaron sanos y salvos en el suelo. El chico fue atendido rápidamente por los servicios de emergencia, que lo estabilizaron para trasladarlo al Hospital Clínico de Santiago de Compostela. A las horas de la finalización del episodio los agentes se desplazaron hasta el CHUS para comprobar el estado del joven, que se encuentra estable: «La familia nos agradeció con todo su corazón nuestro servicio, pero es lo que había que hacer. Después de eso estuvimos un par de días sin poder dormir por la tensión, pero por suerte todo salió bien».

Juan Pouso, sargento: «Es una operación extrema que igual se da tan solo una vez en la vida»

Al mando del equipo que llevó a cabo con éxito el rescate del joven en Lousame se encuentra Juan Pouso, sargento de la patrulla fiscal y de fronteras de la Guardia Civil de Noia. Pese a no haber sido partícipe directo de la intervención en el puente de Pasares, el agente destaca la labor de sus compañeros, aunque este tipo de situaciones no son las más habituales que atiende su destacamento.

«Está dentro de nuestras competencias aunque normalmente realicemos operaciones de otra índole. Dar servicio y proteger al ciudadano es siempre nuestra obligación. Las cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado debemos auxiliar a quien lo necesita. No hay mejor servicio que el de amparar a un ciudadano», asegura el sargento.

Asimismo, con la situación asimilada y tras haber felicitado personalmente a sus hombres por el éxito en el servicio, Juan Pouso hace balance de la intervención. El agente afirma que ese tipo de sucesos son de suma delicadeza y, además de un buen trato hacia el afectado, requieren de mucho coraje para llevar a cabo el operativo. «Es una operación extrema que igual se da tan solo una vez en la vida en toda la trayectoria que puede llegar a tener un guardia civil. Hace falta mucha sangre fría para poder solventarla tal y como ellos lo hicieron», asegura.

Con todo, lo que el sargento de la patrulla fiscal y de fronteras más destaca es la fortuna de la que dispone la Guardia Civil en general y su destacamento en particular por contar con profesionales como José Ángel Pérez, Jorge Laíño y Jose Ramón Villar, los héroes del puente de Pasares: «Estoy muy orgulloso de ellos y de lo que han hecho. Es un auténtico privilegio poder trabajar con estos hombres».

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