Manuel Fuentes: El maestro que durante cuatro décadas formó a los vecinos de Lousame

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

LOUSAME

cedida

Tan satisfecho estaba con su labor, que no se jubiló hasta cumplidos los 70

07 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay personas para las que su profesión es mucho más que un trabajo por el que reciben una recompensa en forma de salario. Y por ello, no tienen prisa en entrar en la etapa dorada de la jubilación. El profesor Manuel Fuentes (Negreira, 1949) es un buen ejemplo. Formó durante cuatro décadas a los vecinos de Lousame desde el colegio Cernadas de Castro y no le puso fin a su trayectoria en el centro hasta que tenía los 70 cumplidos. «Non me pareceu unha etapa tan longa, paseino ben e sempre me deu a impresión de que recibía máis do que eu daba», apunta para justificar las prórrogas que pidió con el fin de prolongar su carrera como docente.

En el Cernadas de Castro, Manuel Fuentes encontró su segunda casa desde el primer día. Argumenta que el entorno en el que se encuentra el colegio fue determinante: «Eu tamén proveño dun medio rural e penso que iso contribuíu a que me sentira a gusto. Nunca se me ocorreu concorrer para un traslado». El buen ambiente reinante en el interior del centro también jugó un papel fundamental: «Sempre tiven unha relación cordial con todos, desde compañeiros mestres ata cociñeiros, conserxes e dirección. De non ser así, seguro que me tería marchado antes». En las aulas incluso llegó a coincidir con exalumnos suyos convertidos ya en profesores: «É un orgullo e un privilexio».

No oculta que, entre los estudiantes, tenía fama de duro, pero lo cierto es que las asignaturas que impartía, sobre todo una, no ejercían de aliadas: «Sempre me encarguei de matemáticas e de ciencias naturais. Nesta última, a motivación é moi doada, sobre todo en Lousame, onde os rapaces viven mergullados nun medio rural. O difícil era enganchar aos alumnos en matemáticas e eu aí procuraba buscar a constancia e o esforzo diario».

Cambios en la enseñanza

A lo largo de su dilatada trayectoria, no solo varias generaciones de lousamianos aprendieron de Manuel Fuentes, sino que el proceso fue recíproco: «Agora é moi doado porque está todo en Internet, pero hai anos, e incluso décadas, os alumnos facíanme preguntas que me obrigaban a consultar en enciclopedias e incluso a preguntarlle a amigos especialistas en diferentes materias. Lembro unha vez que tiven que recorrer a un médico para explicarlle a un estudante que función cumpría a próstata».

Admite que la Red de redes facilitó el trabajo de los profesores a este nivel, pero también reconoce que el acceso fácil a tanta información constituye un arma de doble filo: «Agora non te podes aventurar a dar unha resposta se non estás completamente seguro, porque sabes que os rapaces poden buscar en Internet e desmontar rapidamente a túa versión».

En cuatro décadas, el ámbito de la enseñanza ha sufrido un cambio brutal, pero este experimentado maestro asegura que la esencia sigue siendo la misma: «Cambiaron as formas, pois os pais están máis pendentes e os mozos maduran antes, pero a psicoloxía dos alumnos segue a ser a mesma e o reto dos docentes tamén, está naqueles que ameazan con descolgarse».

Afrontar ese reto en cada curso motivó desde el primer día a Manuel Fuentes, que no duda al afirmar que si volviera atrás, recorrería el mismo camino: «Cando entrei na docencia decateime de que era o meu campo, aínda que me sobraba xenio e tiña que ter algo máis de paciencia». Con una dilatada trayectoria a sus espaldas, se siente capaz de confesar el secreto de un buen profesor: «A motivación é fundamental, a min sempre me gustou amosarlle ao alumno a importancia que ía ter para o futuro os coñecementos que estaba adquirindo na clase».

Desde que le puso punto y final a su trayectoria docente, Manuel Fuentes dedica su tiempo a sus muchas aficiones, entre las que se encuentran el cuidado de la huerta, de los pájaros y de los perros. Pero también explota su faceta de aventurero, bien pedaleando, andando en moto o practicando senderismo. Tras subir tres veces al Mulhacén, seguro que no tarda en marcarse nuevos retos.