Un balcón hacia Carnota y Fisterra

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. ALVITE MAZARICOS / CORRESPONSAL

CARNOTA

ALVITE

En días claros, desde la cumbre de O Pindo se puede ver el pico Sacro

07 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pasan apenas unos minutos de las diez de la mañana y en la explanada de O Fieiro, en Mazaricos, ya hay tres coches aparcados. En el maletero de otro que acaba de llegar, rebuscan algo tres chicas ataviadas con plumíferos, botas de senderismo y las mochilas ya a la espalda. Llegan de Bertamiráns animadas por Andrea, que ya es toda una veterana en la ascensión al alto de A Moa. «Esta debe ser a cuarta ou a quinta vez que subo. É unha ruta que nunca aburre e que, ademais dos atractivos de todo o percorrido, compensa de sobras coas vistas que hai dende arriba», señala mientras apura el paso para alcanzar a sus amigas que ya enfilan los primeros metros de un trazado de algo menos de tres kilómetros y medio de longitud que, sin forzar la máquina, se completa en apenas hora y media.

No se trata, sin embargo, de una ruta que pueda clasificarse como sencilla. De hecho, a la ausencia de un sendero regular en cuanto al firme —existen puntos donde el trazado transcurre por lugares con pequeños socavones causados por la erosión y otros salpicados de piedras— se une que los desniveles llegan a superar el 15 % en algunos tramos. Eso sí, es algo más asequible que intentar acceder a la cumbre ascendiendo desde el núcleo de O Pindo, otra de las múltiples posibilidades de senderismo que permite el lugar, pues aunque presenta unas rampas de similar dificultad, la distancia es sensiblemente mayor. En cualquier caso, ambos trazados están perfectamente señalizados por lo que perderse resulta ciertamente complicado.

No puede decirse lo mismo, al menos teniendo en cuenta lo sucedido los últimos años, si hablamos de otra ruta. En este caso, circular y que también arranca en O Fieiro, un recorrido de casi diez kilómetros que pasa por lugares tan emblemáticos del macizo rocoso como el pico Peñafiel o la Cova da Xoana y cuyo nivel de exigencia es mucho mayor que los dos anteriores.

Falta de señalización

La dificultad viene dada por que, a los más de nueve kilómetros de longitud —se estima que el tiempo para recorrerlo ronda las tres horas y media— se une la casi total inexistencia de señalización más allá de A Moa y la abundancia de maleza en determinadas zonas, un exceso de vegetación que en la actualidad se ha corregido mediante desbroces, pero que en ocasiones ha llegado a engullir totalmente el camino provocando que muchos usuarios, principalmente los menos experimentados, se desorientasen y acabasen perdidos. Esta situación se agrava en situaciones de mal tiempo, cuando la presencia de niebla resulta habitual o cuando se aproxima la noche.

Desde luego, si se consiguen minimizar los riesgos, el esfuerzo empleado en el paseo por este paraje mágico, como también sucede con la sencilla subida a A Moa, habrá merecido la pena. Sobre todo por la peculiar vegetación que se encuentra en la zona y en la que el carballo enano, en peligro de extinción, es una de las especies más representativas.

También vale la pena por las peculiares formaciones rocosas formadas por la erosión que se reparten por el recorrido y, sobre todo, por las espectaculares vistas que se divisan desde la cumbre: Un balcón privilegiado sobre la playa de Carnota o el faro Fisterra y que, en días claros, dicen que incluso permite divisar la silueta del pico Sacro.