Pasó de entrenar con un Citroën AX al Suzuki Swift con el que debutó el año pasado en el Rally Berberecho de Noia
07 nov 2022 . Actualizado a las 15:53 h.Ninguna de las disciplinas más seguidas en España escapa del auge del deporte femenino. Ni el fútbol, ni el baloncesto ni tampoco el automovilismo. María de Villota, Cristina Gutiérrez o Laia Sanz son algunas de las grandes exponentes de una nueva generación que ha abierto las puertas a muchas otras pilotas. Evelyn Solares (Nueva York, 1995) nació en Estados Unidos, pero a los 13 años llegó a Carnota, el hogar de su madre y, al poco tiempo, también el suyo. Cuando cruzó el Atlántico no sabía que en la ría de Muros-Noia descubriría su pasión por el motor y, concretamente, por los ralis.
Pronto le empezó a picar el gusanillo. «Mis amigos estaban metidos en el mundo de los ralis. Recuerdo que el primero que vi fue el Botafumeiro», apuntó la carnotana. El salto a alguno de los asientos de los coches de carreras tardó en llegar. «Fue más que nada por miedo, por falta de oportunidades y de atrevimiento», recuerda Evelyn que, una vez dio el paso, nunca se planteó dar marcha atrás. Todo lo contrario, desde que rompió esas barreras solo quiso pisar el acelerador.
«Ojalá hubiera empezado antes», reconoció. Su debut llegó este año en el Rally Berberecho de Noia, aunque bien pudo ser algunos años atrás. El covid retrasó el momento. «Corrí allí mi primer rali con un Citroën Saxo. Tenía claro que era en el que quería debutar, es como el rali de casa y me parece el más bonito», remarca. Su segunda participación será el próximo fin de semana, junto al copiloto David González, en el Rallye Ribeira-Ría de Arousa. El tiempo sin competir no será un impedimento, más allá de los nervios que causa regresar después de un buen parón. En lo referente a la conducción, para Evelyn será como pedalear en bicicleta: «Cuando pillo un coche siempre me entiendo bien. Después de cinco minutos ya es como si no hubiese pasado el tiempo».
Sus primeros pasos como novata llegaron, irónicamente, con coches muy veteranos. «Íbamos al circuito de A Pastoriza a andar en coches de calle. Eran de desguace. Los encontrábamos y pagábamos por ellos cuatro duros. El primero fue un Citroën AX», recuerda la carnotana, que por aquel entonces soñaba con su debut a bordo de coches de otra época. Solo se acercaba a A Pastoriza los domingos, cuando se lo permitían los horarios de la tienda de ropa en la que trabajaba. «El coche que mejor nos funcionó fue un Peugeot 106, duró tres domingos», recuerda la pilota, que no descarta en algún momento volver al trazado lucense con coches en su último suspiro.
Su mejor amigo es el piloto José Manuel Lamela, Josito, un compañero que siempre le animó a probar suerte: «Me enseñó casi todo lo que sé. Me decía ‘‘lánzate, hazlo''. A día de hoy me sigue animando. Me dice que compre un coche». Para dar ese nuevo paso al frente y adquirir su propio bólido, primero quiere competir en más carreras al año. En su radar hay varias, todas ellas en Galicia: su querido rali Botafumeiro, el Albariño, el San Froilán de Lugo y, por supuesto, quiere repetir experiencia en Ribeira y Noia.
También está entre sus opciones cambiar de asiento: «Igual hago la temporada de copiloto». En cualquier caso, no son incompatibles las dos funciones, por lo que el abanico de posibilidades se abre cada vez más para Evelyn Solares, la única pilota de su escudería, el Berberecho de Noia.
Múltiples apoyos
La carnotana anima a que más mujeres den el salto al pilotaje: «Que no tengan en cuenta si les van a criticar o no, la sensación que yo recibí es que la gente quiere ver a más mujeres compitiendo». En su caso, relata que no le faltaron apoyos desde el primer día. Ni mucho menos. «Cuanto antes empiecen, más van a poder aprender, siempre va a haber gente ayudándoles desde el minuto uno», confirma la carnotana. Además, recomienda formarse antes de dar el paso. «Yo no pude, pero siempre tuve gente al lado. Algún día pienso hacer algún curso», subraya Evelyn Solares.
La neoyorquina tiene la intención de pulir su forma de pilotar para hacerla más sobria y limpia. Como un cirujano con un bisturí. «Intento adquirir una conducción limpia y fina porque es lo que más se puede adaptar a mí. Los que conducen más bravos les admiro, pero no es lo mío».