Muere el último pastor que cuidó ganado en O Pindo

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARNOTA

Marcial Martínez, en el centro
Marcial Martínez, en el centro Xosé Ameixeiras

Marcial Martínez llegó a apacentar centenares de reses de ganado en el macizo granítico

07 feb 2019 . Actualizado a las 17:10 h.

El monte de O Pindo perdió ayer a uno de sus grandes valedores. El último pastor que cuidó ganado entre las míticas rocas, Marcial Martínez Santiago, falleció a los 86 años, tras unos meses de convalecencia y alejado de su querida Moa, a la que hasta no hace mucho subía con las energías y la pasión de un joven.

Marcial Martínez nació en Arcos (Mazaricos). De niño iba con la yegua a buscar arena a la playa de Carnota y recorría los senderos de piedra del viejo Olimpo. Hasta los 26 años fue pastor. Cuidaba el ganado entre las rocas antropomórficas y zoomórficas, entre las que jugaba cuando las reses le daban algún respiro. Llegó a cuidar unas 60 o 70 cabras, 200 ovejas y una docena de vacas. Y decía haber sido muy feliz en aquellos parajes cuando los recorría en las excursiones que hacía de guía. Los últimos cabritos se los llevaron los vecinos de O Pindo para hacer una fiesta.

Había sido operado de la cadera, pero con sus dos palos podía subir hasta A Moa las veces hiciese falta. Solía llevar de acompañante a José Franco Tarrela, ya próximo a los 90 años. No hace mucho tiempo, ambos eran capaces de fatigar a cualquier mozo. Conocía cada rincón de O Pindo y gran cantidad de esos lugares. Muchos de esos hechos quedarán ahora en el olvido para siempre.

Marcial Martínez también solía acompañar al cartógrafo jubilado Modesto García Quintáns. Entre ambos llevaban recogidos más de 700 topónimos del macizo granítico. Con José Franco hacían un trío de incansables escrutadores del pasado de la última morada de la reina Lupa. Contaban como los muertos de O Pindo eran trasladados al cementerio de Carnota por los estrechos senderos ahora casi intransitables. Recordaban que los pastores aprendían a nadar en el Pozo das Cadeiras. Allí hay una pequeña cascada. A Marcial le brillaban los ojos cuando contaba sus aventuras en el monte de O Pindo. Ayer, Modesto García expresaba su dolor por la pérdida de un amigo y una gran memoria de las historias, figuras de piedra y los recovecos de la gran mole, uno de los lugares más viejos del mundo.

Marcial será despedido en la tarde del jueves en el cementerio de Brens (Cee) a las cinco de la tarde. Con él se va la historia del otro Pindo, el de los tiempos ya idos.