La playa de Carnota engaña a los novatos

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

CARNOTA

cedida

Seis amigos y un niño de 22 meses se quedaron atrapados en un islote que acabó cubierto cuando subió la marea

24 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La coruñesa Sara López tenía excelentes referencias de la playa de Carnota y, el pasado fin de semana, decidió comprobar si la fama era merecida. No se llevó desilusión alguna, pero sí un tremendo susto y una lección aprendida. Las mareas vivas le jugaron a ella y a quien la acompañaba una mala pasada y descubrió que un arenal puede no ser lo que parece.

Junto a su marido, su hijo de 22 meses y cuatro amigos, Sara López llegó a Boca do Río a la una de la tarde. El grupo se encontró con una inmensidad de arena que tenía, entre otros encantos, un islote situado cerca de las dunas.

Ese fue su destino y allí estuvieron plácidamente durante horas, viendo que la marea subía y que el agua iba comiéndose todo a su paso, pero pensando que por las dunas tendrían una salida. Calcularon mal la escapada. Como muchos otros antes que ellos, y seguramente después, pagaron la novatada y la propia Sara López afirmaba ayer: «Yo asumo mi parte de culpa».

Aviso de unas vecinas

El mar iba ocupando su territorio y Sara López y sus acompañantes veían que algunas personas abandonaban el plácido islote. Unas vecinas les avisaron de que cuando la marea subiese del todo ya no iban a tener salida y comprobaron que algunos cruzaban la playa sobre tablas. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que tenían un problema, especialmente porque con ellos iba un niño de 22 meses.

Aseguran que buscaron la ayuda de los socorristas y, según Sara López, «la solución que nos dieron fue que tenían unos flopy o que, a lo mejor, alguien tenía una balsa». Finalmente fue uno de los socorristas que estaba en la lancha de rescate el que se encargó de recoger y trasladar a un sitio a salvo al crío y al marido de Sara que, a esas alturas, ya había intentado emprender por su cuenta, y con los bártulos en la cabeza, el camino de regreso, pero un tremendo agujero en la arena oculto por el agua lo sumergió casi por completo.

El resto de la expedición, entre los que se encontraban una mujer que trabaja como socorrista en A Coruña, caminó con el cargamento a cuestas hasta la orilla.

Sara López cree que además de los carteles de advertencia sobre las corrientes que hay en la playa, también deberían figurar otros sobre las mareas y, de hecho, ya ha transmitido su demanda al Ayuntamiento, al tiempo que ha criticado la actitud de los socorristas que estaban en la torreta de vigilancia.

El mandatario, Ramón Noceda, estaba ayer al corriente del escrito enviado por la bañista e hizo un llamamiento a la prudencia cuando se acude a una playa desconocida. En cuanto a la queja sobre los socorristas, manifestó: «Salvaron moitas vidas» y defendió el trabajo que vienen desarrollando.