Esta semana un fondo buitre —yo no ofendería a ese animal y usaría carroñero— ejecutó el desahucio de una familia en Boiro. No valieron de nada los intentos de negociar una salida para que recuperase la propiedad del inmueble, ni tan siquiera aplazar el lanzamiento hasta después de las fechas navideñas. En este caso no se trata de alguien que no consiguiera hacer frente a la hipoteca del piso, dónde también hay casos y situaciones sangrantes, si no que por medio de una estafa, un promotor se hizo con parte del terreno para edificar, propiedad del padre de la afectada, entregando una vivienda que ya tenía cargas. Y la Ley, que muchas veces no es justa, le permite a los carroñeros quedarse con ese bien sin indemnizar la parte alícuota del terreno, que fue indispensable para que existiera esa propiedad. Lamentable.
También esta semana, al leer un mensaje de un concejal en sus redes sociales, he recordado aquella máxima que dice que cuando tienes problemas de amores a causa de alguna expareja, si vas de cena o movida, apagues el móvil o lo dejes en casa. Un gran consejo, sin duda. Cuando una o uno se distiende, se relaja y está de fiesta los autocontroles que el buen juicio y la educación nos imponen, desaparecen. Con lo cual estamos en una pésima situación para tomar decisiones de enjundia o dar opiniones sobre temas serios.
Eso sí, unos cuantos fans radicales aplaudirán la osadía y una o uno hasta se puede considerar intrépido. Pero la verdad, esa que va descubriendo el viento del tiempo, nos mostrará el tamaño del error, que será directamente proporcional a lo que creíamos valentía.