Último adiós a José Manuel González, el hombre que con la discoteca Frama cambió la movida desde Boiro

Ana Gerpe Varela
a. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

José Manuel González, en una imagen tomada en la discoteca en el 2012
José Manuel González, en una imagen tomada en la discoteca en el 2012 CARMELA QUEIJEIRO

El local, abierto en 1982, fue un referente de la noche en Barbanza

30 ago 2022 . Actualizado a las 18:13 h.

Como el primer hombre que sentó en Barbanza la base de un negocio moderno define el hostelero Suso Santamaría a José Manuel González, el empresario de Boiro y también pariente que, asegura, «dou no cravo montando Frama cando as discotecas comezaban a aparecer e aquí só había salas de festa».

Conocido en Boiro y más allá de sus fronteras como José Manuel o de Frama, abrió la discoteca en 1982 asociado con un familiar muy cercano, el también hostelero Fran Rey. Previamente, el empresario había estado en barcos de pasaje en Noruega, pero conocía el sector y, como asegura Fran Rey, era un hombre habilidoso para los negocios y de carácter emprendedor.

Conjuntamente con el padre de Fran había construido un edificio en el que no sabían que uso darle al sótano y así surgió la discoteca. Hace una década, en una entrevista a La Voz con motivo de una fiesta por el 30 aniversario de Frama, José Manuel González aseguraba que «todo comenzó en un garaje».

La discoteca es historia de la movida en la comarca y en ella dieron sus primeros pasos en la noche jóvenes procedentes de los más diversos lugares y de muchas generaciones. A partir del 2003, José Manuel González se deshizo la sociedad con Fran Rey y José Manuel González se quedó al frente del negocio.

El Óxidon

Aunque conocido por Frama, una discoteca que se sometió a cuatro reformas para adecuarse a las normativas sobre insonorización y a los nuevos tiempos, el empresario, fallecido el lunes a los 70 años, también regentó, desde 1986, el Óxidon.

En el reportaje efectuado con motivo del 30 aniversario de la discoteca, José Manuel recordaba los veranos en los que abría los siete días de la semana.

A la fama que adquirió el negocio contribuyó la promoción, como un concurso en el que el premio era el transporte desde cualquier punto de Galicia, la entrada y consumiciones limitadas.