Anda el ambiente deportivo enrarecido por Boiro. La relación de algunas entidades, clubes, asociaciones y deportistas individuales con el Concello no discurre por un camino sosegado. Los motivos son los de siempre, cuánto se dedica al deporte y —no menos importante— cómo se reparte. En el municipio hay una gran actividad y destaca en muchas disciplinas: remo en todas sus modalidades, fútbol, voleibol, natación, ciclismo, artes marciales, atletismo,… Con el añadido de que hay entidades muy dinámicas que organizan campeonatos o pruebas a nivel gallego, nacional e internacional.
Ya desde el inicio del mandato no hubo demasiado entendimiento, incluso en un momento de descontento generalizado se amagó con la formalización de un bloque que representara a todos para hacer más fuerza ante el Concello. Quizás aquella situación venía propiciada por la bisoñez y la desconfianza de quien accede a un cargo nuevo —sin esperarlo mucho— y ya tiene que tomar decisiones.
Por lo que se lee y escucha estos días todavía hay mucho descontento. Por falta de información objetiva no voy a profundizar en quien tiene la razón. Solo decir que promover y apoyar el deporte es una obligación de las Administraciones públicas. Las dotaciones, que siempre parecerán insuficientes, deben estar acordes con la realidad del lugar en cuestión. Para repartirlas debe haber criterios previamente pactados —o cuando menos publicados — que hay que respetar.
Estoy de acuerdo con el alcalde en que la inversión dedicada a crear y mantener instalaciones de uso específico o privativo sí es presupuesto dedicado a la entidad en cuestión.