La pareja india que encontró en Boiro el paraíso perfecto para vivir

María Xosé Blanco Giráldez
M.X. Blanco RIBEIRA

BOIRO

MARCOS CREO

Llegaron para participar en un programa formativo, pero les gustaría quedarse

02 dic 2021 . Actualizado a las 08:20 h.

A nadie se le escapa que Barbanza es un territorio privilegiado, con un paisaje que atrae a los amantes de la naturaleza y una calma que, sobre todo desde la irrupción de la pandemia, se ha convertido en objeto de deseo de muchos. Pero son los forasteros los que más aprecian esas características. Los hay que cuando las descubren, no dudan en referirse a la comarca como un auténtico paraíso. Es el caso de Suparva Ogra y Sumit Gosai, una pareja india que desde septiembre tiene su residencia fijada en Escarabote (Boiro).

Ambos llegaron para trabajar como auxiliares de conversación en inglés en el marco de un programa formativo que tiene en marcha el Ministerio de Educación. Suparva desarrolla su labor en el colegio de Abanqueiro, mientras Sumit lo hace en el centro Rosalía de Castro de Padrón. Habían estado con anterioridad en Málaga y Sevilla, pero fueron Boiro y sus alrededores los que acabaron por conquistarlos: «Estoy enamorada de Galicia», afirma ella con rotundidad.

Son varios los atractivos que esta pareja india ha encontrado en tierras barbanzanas. Por una parte, sus encantos paisajísticos: «La naturaleza aquí es muy hermosa», dice Suparva, que enumera algunos de sus parajes preferidos, como la playa de Barraña, la localidad de Cabo de Cruz, Ribeira o Vilagarcía y su entorno. «Aquí abundan las maravillas naturales», añade Sumit, que se declara un enamorado de los amaneceres y los anocheceres.

Pero ambos coinciden a la hora de resaltar también el carácter de los vecinos de la zona: «He tenido mucha suerte al haber conocido a personas maravillosas e increíbles aquí. He hecho muchos amigos y veo que la gente es muy amable, está siempre dispuesta a ayudar», explica ella. Ambos destacan el ambiente tranquilo de Barbanza: «Queríamos vivir en un pueblo pequeño, en contacto con la naturaleza y lejos del estrés de las grandes ciudades. Este es el lugar perfecto».

Choque cultural

Pese a que hace unos tres meses que se establecieron en Boiro y, en principio, su estancia tiene fecha de caducidad, puesto que el programa en el que participan tiene una vigencia de ocho meses, ambos aseguran que les gustaría instalarse aquí de forma definitiva. No ocultan, eso sí, que el choque cultural ha sido importante: «Cuando llegué por primera vez a España, en el año 2019, me sorprendió ver la forma en que la gente se saluda, con dos besos en la mejilla, pues en la India unimos nuestras manos y decimos namasté desde la distancia».

También a nivel gastronómico, estos forasteros tuvieron que asumir un necesario proceso de adaptación. Suparva Ogra reconoce que no acaban de convencerla los productos del mar, o por lo menos, la mayor parte: «Me gusta mucho el bocadillo de calamares, los churros, el caldo, el vino casero y las rosquillas». Sumit Gosai, que se declara un chef capacitado en cocina india, admite que le gustaría compartir con los boirenses los secretos culinarios de su país de origen.

Ambos han salvado todas las diferencias culturales y aseguran estar totalmente integrados. Les ayudó el trabajo que desarrollan con los escolares. «En el colegio de Abanqueiro me recibieron como a una más de la familia. Estoy muy agradecida por el trato recibido, es una escuela muy agradable».

Además de a conocer el entorno, buena parte del tiempo que les deja libre su trabajo lo dedican a la fotografía, la pasión que ambos comparten. Suparva apunta que siempre tuvo interés por este mundo, que fue a más tras su llegada a Boiro, porque «hay muchas maravillas para inmortalizar». Sumit coincide plenamente con esta afirmación. Su mayor afición es apostarse en una playa para ver cómo el sol sale o se esconde en el horizonte y disparar el objetivo.