Héctor Jareño se formó como diseñador de interiores. En el 2012, a raíz de la jubilación de su padre, tomó las riendas del taller familiar, una tapicería especializada en el trabajo de la piel. La transformó en un taller de alta marroquinería en el que formó un equipo de artesanos que, desde el 2015, produce las colecciones de su marca: Reliquiae. Jareño defiende diseños estrechamente vinculados a la tradición cultural española desde una visión contemporánea, enriquecida con constantes referencias al arte y a la arquitectura. En el 2019 recogió el Premio Nacional de la Industria de la moda en la categoría de accesorios.