Iván Parada: «Lo tiré al suelo, comencé a pedir auxilio y ya conecté el desfibrilador»

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

Iván Parada muestra el desfibrilador con el que cuenta en su gimnasio de Ribeira
Iván Parada muestra el desfibrilador con el que cuenta en su gimnasio de Ribeira CARMELA QUEIJEIRO

Un bombero del parque boirense fuera de servicio le salvó la vida a un infartado gracias a sus conocimientos de reanimación y a disponer de la ayuda de un DESA

02 jul 2021 . Actualizado a las 14:06 h.

No quiere que nadie le llame héroe, «porque esos son los que salen en las películas, no los de la vida real», afirma Iván Parada, que lo único que desea transmitir con su testimonio es que se podrían salvar muchas más vidas si todo el mundo tuviese unas mínimas nociones de primeros auxilios y si hubiese más desfibriladores instalados en los concellos. Él contaba con estos dos requisitos que fueron fundamentales para que la historia que coprotagonizó hace apenas una semana acabase con final feliz.

Ese día este bombero del parque de Boiro estaba fuera de servicio y aprovechó la tarde para tomar algo en un local hostelero de Ribeira. «Recibí una llamada en la que me avisaban de que a un familiar mío le dolía mucho el pecho y, como tenía patologías previas, ya salí corriendo a buscarlo porque me temía que pudiera ser un infarto», recuerda. Lo primero que hizo fue acudir a las instalaciones del gimnasio Kempo Barbanza que regenta para coger un desfibrilador semiautomático (DESA) por si era necesario utilizarlo.

En un principio, el posible infartado parecía que estaba estable, pero justo cuando se dirigían en coche hacia el hospital barbanzano entró en parada. «Yo llevaba una mano en el volante y con la otra le daba golpes en el corazón para que no se le parase y así mantenerlo en fibrilación», relata el ribeirense.

Aunque esos escasos minutos que transcurrieron antes de que llegasen al centro sanitario se le hicieron eternos, nunca perdió los nervios, y nada más aparcar en la entrada de urgencias sacó a su familiar del coche, «lo tiré al suelo, comencé a pedir auxilio y ya le conecté el desfibrilador», recuerda Iván Parada, que recibió la ayuda de varios sanitarios para estabilizar al enfermo, y solo tiene palabras de agradecimiento «porque hicieron un trabajo espectacular».

«Yo llevaba una mano en el volante y con la otra le daba golpes en el corazón para que no se le parase»

Aunque por su ocupación como bombero había realizado varias veces algún masaje de reanimación cardiopulmonar, hasta ahora Parada nunca había utilizado un desfibrilador, pero sabe que fue fundamental para que su pariente siga con vida. Por este motivo, no se cansa de repetir lo imprescindible que es contar con este tipo de dispositivos en más lugares públicos.

Espacio cardioprotegido

Antes de abrir su gimnasio hace dos años, él tenía muy claro que sería un espacio cardioprotegido y que dispondría de un DESA por si algún día hacía falta. Además, no quiere que sea de uso exclusivo de su centro, sino que lo tiene dado de alta en la plataforma Ariadna, que alerta de donde se encuentra el desfibrilador más cercano en caso de que sea necesario. En este sentido, reconoce que mucha gente desconoce la existencia de esta aplicación, y que la gran mayoría de dispositivos que hay en la comarca tampoco están activados, por lo que se está desperdiciando una oportunidad de atender de forma rápida y más efectiva este tipo de emergencias.

Otra de sus particulares batallas está en hacer visible la necesidad de dar formación en primeros auxilios, tanto a adultos como a niños. «Yo he recibido varios cursos organizados por la agrupación de Protección Civil de Rianxo y por la Asociación de Bombeiros de Boiro y gracias a ellos el otro día pude aplicar todo lo aprendido», insiste.

Él aprovecha siempre que puede para impartir en su gimnasio unas nociones básicas para que sus alumnos puedan hacer frente a distintas emergencias. «Con los niños trabajamos con una especie de juegos, diciéndoles que primero hay que llamar al 112, cómo hay que actuar ante un atragantamiento o cuando alguien sufre una caída. Con los mayores, ya insistimos más en los masajes cardiopulmonares», especifica este bombero que nunca baja la guardia.