Un médico con vocación total que ejerció en tiempos difíciles

m. x. b. RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

cedida

El compostelano Antonio Girón ejerció en Corrubedo, Boiro y Teo

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:05 h.

No le tocó lidiar con el covid, pero Antonio Girón (Santiago, 1926) ejerció su profesión de médico en una etapa complicada, cuando los doctores atendían desde gripes hasta partos, a cualquier hora del día y de la noche. Muchos lo recordarán en Corrubedo, donde ejerció durante 12 años; Boiro, donde recaló durante 13; y Teo, lugar en el que puso punto y final a su trayectoria laboral. Fue en esta localidad próxima a su Compostela natal donde también escribió el último capítulo de su historia, que concluía definitivamente el jueves.

Antonio Girón era médico en Barbanza antes de que existieran los centros de salud, atendiendo a los pacientes desde el consultorio que tenía montado en su casa. En Boiro, localidad en la que estuvo desde 1961 hasta mediados de los 70, compartió profesión con José Santos Mieites y José Cotón. Allí no solo dio buena muestra de la vocación total hacia la medicina que siempre lo caracterizó, sino que también se involucró en el tejido social.

Incluso después de su traslado a Teo, viajaba todos los fines de semana a la villa boirense para no perderse las partidas de cartas con sus amigos. Cuando la enfermedad degenerativa cognitiva que sufrió en la última etapa de su vida le impidió conducir eran sus familiares los que lo llevaban al Centro Cultural de Boiro para que pudiera seguir cultivando su pasión por la baraja. Con José Ces y Salvador Muñiz disputó las últimas partidas, hasta que la pérdida de la capacidad de movimiento le supuso un obstáculo insalvable.

Sus restos reposarán para siempre en Santiago, donde ayer era enterrado, pero su recuerdo permanecerá también en Barbanza, fundamentalmente en Boiro, donde muchos ponen de manifiesto la capacidad de sacrificio de este apasionado de la medicina.