Ruxerruxe

Alicia Fernández LA CRIBA

BOIRO

09 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Boiro no defrauda, cuando menos en esa atmósfera política que -como su característica niebla- lo envuelve siempre. En 1983 fue escenario de un acuerdo sorpresa que impidió gobernar a la lista que había quedado a una docena de votos de la mayoría absoluta. Más tarde, en 1988, se fraguó la primera moción de censura que se hacía desde dentro del propio grupo político, que se consumó vía juzgado, apeando al alcalde de la lista que obtuviera 11 escaños. En 1991 se vivió el fracaso en la primera intentona del conocido empresario Jesús Alonso, y en 1995 el inicio de sus dos mayorías absolutas. Los complicados gobiernos en coalición de José Deira. O los dos agridulces mandatos de Juan José Dieste, que pese a ser un alcalde de muchos logros, lo echó a perder por una mala gestión con ciudadanos y entidades.

Y ahora, cuando de nuevo volvemos al ruxerruxe político, quien suscribe no tiene las vísceras de una ofrenda a mano para leer lo que nos deparará el futuro próximo; pero sí puede afirmar que los males presentes o venideros del actual equipo de gobierno derivarán, como los de la humanidad para los cristianos, del pecado original.

O no se comprendió la situación o se fue incapaz de asegurar esa anormalidad democrática. Porque hilar un mandato con cinco de diecisiete concejales al buenísmo y al «si hay que marchar, marcho», además de una gran temeridad, es un desplante a los ciudadanos que les votaron. Irrisorio lo de querer demonizar el intento de la lista más votada -la que les permitió gobernar con su abstención hasta la fecha- para formar gobierno. Porque si no hay moción habrá oposición, y eso se veía venir.