Mila López: La primera florista de Boiro baja la reja

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

carmela queijeiro

La falta de relevo provoca el cierre de El Mimo, un negocio con 44 años de vida

03 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay negocios que, por la importancia que tienen para quienes los fundaron y el destacado papel que jugaron en el entorno en el que están localizados, se han ganado un hueco en la historia. Es el caso de la floristería El Mimo, que no solo contribuyó a sacar adelante a una boirense que se quedó viuda con ocho hijos a su cargo, sino que también evitó desplazamientos a los vecinos en una época en la que la red viaria no era la de hoy, pues fue el primer negocio del sector que abrió sus puertas en la localidad. Mila López Suárez emprendió la iniciativa empresarial hace 44 años y este sábado bajará la reja, con toda la pena del mundo, por la falta de relevo.

Fueron ella y su marido los que tuvieron el acierto de abrir una floristería en Boiro, tras analizar los posibles nichos de negocio, pero fue su madre, Milagros Suárez, la que se situó detrás del mostrador: «Cando morreu meu pai ela tiña poucos ingresos e o que entón era o meu mozo e mais eu buscamos unha opción para axudala a saír adiante», explica Mila López. Un pequeño puesto en la antigua plaza de abastos fue el punto de partida de El Mimo, un local que arrancó con mucho esfuerzo detrás.

Mila estaba entonces trabajando en el grupo Jealsa, donde permaneció, pero fue el pilar de la floristería. Primero entabló contacto con una empresa catalana para conseguir la materia prima: «Sen coñecernos de nada, expliqueilles a nosa situación e comprometéronse a axudarnos. A mercadoría viña en avión desde Barcelona ata Santiago, e logo por estrada ata Boiro». Después se formó para ejercer de maestra de su madre: «Non tiñamos ningunha experiencia no sector nin coñeciamos a ninguén que a tivese. Collín a guía telefónica e chamei a unha florería de Santiago, Líder, conteille o que me pasaba e alí fun en autobús varios sábados ata que me desenvolvín para facer arranxos florais para vodas e outras cerimonias».

Segunda y próspera etapa

La demanda era tal que el pequeño puesto del mercado no tardó en ser insuficiente y Mila López y su madre encontraron de nuevo una mano solidaria que les facilitó el traslado: «O dono do que hoxe é o noso local, na rúa Estatuto de Galicia, quería que fose para nós e aceptou que o aboásemos pouco a pouco, coas pagas extras miñas e do meu home, que era mestre». A partir de entonces, la trayectoria de El Mimo fue en ascenso, hasta que Milagros Suárez falleció. Su hija decidió seguir adelante con el negocio, contratando a una persona que se hiciera cargo: «Tiven moita sorte, sempre dei con boa xente. A última empregada, María José Sieira, leva 14 anos aquí». De hecho, estaba llamada a quedarse al frente del negocio tras la jubilación de Mila, pero un problema de salud se lo impide.

Y, pese a la buena marcha de la floristería, su dueña se ve obligada a bajar la reja: «O negocio funciona a pleno rendemento e ten unha importante carteira de clientes, pero teño que pechar porque me xubilo do meu traballo de toda a vida e non podo arriscarme a perder a pensión por quedar á fronte disto». Como le tiene un gran cariño a su Mimo, todavía no tira la toalla: «Durante un tempo seguirei vindo aquí limpar e manter a mercadoría por se alguén se anima. Iso é realmente o que eu quero e estou disposta a facilitar o proceso».

Porque a esta boirense le da muchísima pena echar el cierre a un negocio que fue la tabla de salvación de su familia y también una vía de escape para ella: «Era feliz cando me dicían que un traballo estaba ben feito. Se non fose polo apoio dos clientes tería pechado antes». Pero ahora solo piensa en poder traspasar el local para emprender con su marido unas largas vacaciones: «A nosa aspiración é coller unha caravana e ir percorrendo as vilas de España, e parar alí onde nos apeteza sen ter o tempo limitado. Quero gozar da vida e dos meus netos, porque levo traballando desde os 15 anos».