La picaresca del coronavirus: a Boiro a hacer la compra y a Mazaricos a por pan

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

Carmela Queijeiro

La obligación de permanecer en casa salvo por razones justificadas lleva a muchos a buscar excusas para salir

21 mar 2020 . Actualizado a las 17:20 h.

Menos de una semana de confinamiento obligatorio para contener la pandemia del coronavirus ha sido tiempo suficiente para demostrar que la picaresca también tiene cabida en medio de una crisis sanitaria y que la inventiva de quienes tratan de saltarse la prohibición de salir de casa no la para un decreto de estado de alarma nacional. Las policías locales, que estos días sí deben estar a pie de calle para velar por el cumplimiento de las medidas impuestas por las autoridades, saben mucho de eso y se desesperan explicándoles a los infractores que no, uno no puede salir a pasear aunque se lo haya recomendado el médico.

Esa excusa la han escuchado en más de una ocasión los agentes rianxeiros, que insisten en que no cuenta como prescripción facultativa salir a recorrer el paseo de A Ribeira. Otros en cambio alegan para salir de casa razones expresamente amparadas por el decreto del estado de alarma. De hecho, la mayoría aseguran que van a la farmacia, a hacer la compra o a por tabaco. El problema en estos casos está en la distancia, y por lo visto en los últimos días se ha puesto de moda ir a Boiro a hacer la compra o a Mazaricos a por el pan.

La Guardia Civil interceptó a un vecino de Noia que había salido con su motocicleta para ir a la panadería. Nada del otro mundo si no fuera porque cuando lo pararon los agentes se encontraba en el término mazaricano, a 20 kilómetros de su casa. Un poco más corto fue el desplazamiento de un ribeirense que cogió la bicicleta para ir a comprar pan a la otra punta de la ciudad.

Con ropa deportiva

Esa misma excusa la utilizó un vecino de Carnota denunciado hace unos días. El hecho de que fuera perfectamente equipado con la indumentaria propia para correr despertó las suspicacias de los agentes de la Policía Local, que se confirmaron cuando el hombre en cuestión les dijo que iba a por pan a un establecimiento situado en dirección contraria a la que él llevaba.

Otra de las excusas recurrentes es la de sacar a las mascotas, una práctica permitida pero que algunos llevan al extremo. Son muchas las bromas que circulan sobre perros agotados con tanto salir a pasear, y lo cierto es que no exageran. En Carnota realizaron varias advertencias a personas que paseaban a sus canes a varios kilómetros de sus viviendas, en Ribeira también se denunció a una persona que vive en el centro de la ciudad y que fue interceptada con su mascota en Coroso, mientras que en A Pobra se advirtió a varias personas que deambulaban por O Areal que estaba prohibido.

También se ha visto a varios miembros de la misma familia sacar a pasear al perro varias veces en la misma tarde, aunque los integrantes de las fuerzas del orden reconocen que este tipo de cuestiones son difíciles de controlar: «Ás veces pouco podemos facer ante a picaresca, os cans non teñen un microchip que diga cantas veces os sacan».

Una modalidad menos extendida es la de salir de casa para practicar el furtivismo. Ocurrió en Boiro, donde aprovechando que paseaba a su mascota por la playa, un hombre se arremangó para coger algo más de un kilo de almejas para llevárselas a casa. Se quedó con las ganas, porque fue sorprendido por un vigilante de la cofradía de Cabo de Cruz.

Un clásico de las disculpas de los viandantes sorprendidos en la calle es la de ir a por víveres. «A xente ten a picardía de levar unha bolsa da compra, logo xa farán o que lle cadre», contaban en Muros.

En el súper, de paseo

Luego están quienes, efectivamente, van al supermercado, pero no a comprar, sino que se dedican a recorrer los pasillos del establecimiento para pasear. Y no falta quien se desplace más de la cuenta para hacer la compra. En Boiro, por ejemplo, se identificó a varias personas de Palmeira haciendo acopio de provisiones en un negocio de la localidad.

El trabajo es otra de las razones por las que se permite circular por la vía pública, así que el que no lo tiene se lo inventa. Ocurrió en Noia, donde la policía apercibió a varios mariscadores que se dirigían al puerto de Testal con la excusa de comprobar el estado en el que se encontraban sus embarcaciones tras el parón de la actividad extractiva.

Pero no todo el mundo pone excusas, y también los hay que no necesitan una disculpa para salir. Los más descarados se limitan a replicar que no pueden impedirles salir a pasear, lo cual acarrea una sanción en la mayor parte de los casos, como ocurrió el jueves en A Pobra; y otros simplemente reconocen que están haciendo lo que parece: saltarse las normas. En Esteiro (en Muros) se denunció a una persona que salió a correr; en Noia se hizo lo propio con otra que estaba pescando tranquilamente en el paseo marítimo; y en la playa de Area Maior la Guardia Civil sorprendió a otra practicando surf.

En Boiro, por su parte, se propuso para sanción a un vecino que estaba dando un paseo porque se aburría, aunque para excusa la que dio otro residente en la localidad, que le dijo a la Guardia Civil que había salido a recoger colillas. En el término boirense también se apercibió a dos personas interceptadas juntas -los desplazamientos deben realizarse individualmente- en la avenida de Compostela que alegaron que se dirigían al videoclub.

Los suecos

Por último, las fuerzas del orden también se han topado con más de uno y más de dos que se hicieron los suecos cuando se les advirtió que no podían andar por la vía pública.

En la mayoría de estos casos se trata de personas mayores que aseguran desconocer la normativa, aunque en Boiro se interceptó a un joven que aseguró que no tiene televisión y no se había enterado del estado de alarma.