Hasta la fecha eran muchos los barbanzanos dueños de pequeñas granjas y pajarerías o los que aspiraban a hacerse con determinadas mascotas y con los productos necesarios para su cuidado, los que se veían obligados a atravesar las fronteras de la comarca en busca de material. Ahora, basta con que se acerquen a la calle Francisco del Río Romero de Boiro, donde acaba de abrir sus puertas Alpebezoo, un centro que según su propietario, especialista en la materia, es único en la zona.
Al frente del negocio está Pedro Resúa, un funcionario del Concello boirense que desde hace muchos años es un apasionado del mundo animal, sobre todo de las aves. Ha recorrido diversos países de Europa para visitar ferias y exposiciones, y en ellas ha encargado una parte importante del material que ahora vende en la tienda. Nidos procedentes de Alemania y comida para pájaros llegada desde Italia y Bélgica son algunos de los productos que están al alcance de los clientes.
Él tuvo durante años una pajarería en su casa, pero recientemente decidió deshacerse de casi todos los animales: «Gústanme moito os paxaros, pero supoñen un traballo enorme e, sobre todo, son moi atados, xa que non podes nin ir de vacacións». Ahora, está empeñado en facilitarle la vida a otros barbanzanos que compartan su afición.
Casi 50 acuarios
También los amantes de los peces descubrirán en el nuevo negocio de Boiro su paraíso particular. En el local hay instalados casi medio centenar de acuarios: 30 de agua fría y el resto, de caliente. Mascotas como chinchillas, hurones, petauros y conejos también están a disposición de los clientes en esta tienda.
Alpebezoo, nombre que toma prestadas las primeras sílabas de Pedro Resúa; su mujer, Belén Ordóñez; y la hija de ambos, Alba, abrió sus puertas en el marco de una fiesta tremenda. Por el establecimiento pasaron según su propietario más de medio millar de personas, algunas, amigos de la familia que llegaron desde Ourense, Lugo, Castilla y Portugal. También se dieron cita en el local el alcalde de Boiro, Juan José Dieste, y el cura Marcelino Sánchez, que bendijo las instalaciones.