A Forges

Alicia Fernández LA CRIBA

BOIRO

27 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Querido don Antonio:

¡Qué pena no tenerle todavía entre nosotros! Seguro que se está removiendo, allá donde esté, con el gusanillo de agarrar el lápiz y poner su guinda en la tragicómica realidad española. Confesarle que yo a usted lo descubrí a través de Los forrenta años, posiblemente la historia contemporánea mejor contada y después lo seguí a través de La codorniz -poco tiempo-, Interviú, Diario 16... Pues que pena que no esté, digo, cuando acontecen espectáculos tan grandiosos como la versión moderna de La yenka que ha interpretado, para taquicardia de financieros y pasmo de los demás mortales, el Tribunal Supremo.

El problema, don Antonio, es que con este «izquierda-izquierda, derecha-derecha, adelante y atrás» se han esfumado 4.500 millones de euros en capitalización bursátil de los bancos, tenemos el limbo hipotecario actual y, lo que es más difícil de recuperar, merma la credibilidad de la más alta instancia judicial del Estado. ¡Ahí es nada! Y ya no le digo el papelón que le queda al pleno que, haga lo que haga, traerá cola. Por eso necesitaría del ungüento de su tira para echarle una sonrisa a la vez que me cisco hasta en la quinta generación de tan insustanciales leguleyos.

Con una sentencia en sentido contrario hace dos telediarios, el sí pero no sé desde cuándo y la catarsis bancaria se nos escapa lo más importante: no era justo que el prestatario pagara el impuesto de un acto que exige el prestamista. Pero hasta Mariano -el suyo señor Forges- sabe que lo acabaremos pagando igual por otra vía. Porque en esto, como con las eléctricas, ¡virgencita que me quede como estoy!

Siempre suya, Alicia.