La creciente demanda impulsa los proyectos de residencias de mayores

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez NOIA / LA VOZ

BOIRO

En Ribeira ya se está redactando una propuesta y en Boiro se ha retomado la iniciativa

12 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace cerca de tres lustros que la oferta de plazas públicas en residencias de la tercera edad en el área barbanzana se mantiene invariable, pese a que las vacantes disponibles son, a todas luces, insuficientes. De hecho, los geriátricos públicos están siempre ocupados, y también la oferta privada de este tipo de servicios se queda escasa ante una demanda que no para de crecer. En vista de este panorama, parece que algo empieza a moverse en los gobiernos locales de la comarca para impulsar proyectos para la puesta en marcha de nuevos recursos específicos para las personas mayores.

Del dicho al hecho hay un trecho, y los anuncios de nuevas infraestructuras no siempre se traducen en realidades, o no lo hacen con la celeridad necesaria. Sin embargo, hay algunas iniciativas que, a tenor de lo dicho por parte de los responsables municipales, tienen visos de materializarse, cuando menos, a corto plazo. Es el caso de la que sería la segunda residencia de Ribeira, proyectada en el inmueble de Hesta Kurva. El ejecutivo ribeirense está dando pasos decididos para que la iniciativa llegue a buen puerto y en este momento se está trabajando en la redacción de los pliegos para la elaboración del proyecto.

Aunque hay voces en contra, el gobierno de Boiro pretende dar esa finalidad al pazo de Goiáns. Por el momento, los trabajos para conservar el edificio principal ya están en marcha.

«Íame moi ben, pero veume unha enfermidade e o médico díxome que non podía estar soa»

Amparo González, usuaria de una residencia de la tercera edad 

Aunque no es el caso de todos los usuarios de las residencias de la comarca, este tipo de centros se convierten en una alternativa para las personas mayores que huyen de la soledad, bien por voluntad propia o bien porque están en un momento en el que los achaques no les permiten vivir con la autonomía que tenían antaño. Es el caso de Amparo González, vecina de A Pobra que, a su pesar, tuvo que abandonar su localidad natal para instalarse en la residencia DomusVi Noia, donde asegura estar muy contenta: «Fun a última de moitas irmás e quedei soa, vendín a casa e vinme para a residencia a Noia. Sentín moito deixar o meu pobo, aos meus sobriños e ás miñas amizades, pero aquí recibín cariño e coidados. Estamos moi ben atendidos».

En su caso, la residencia no fue la primera opción de Amparo después del fallecimiento de su hermana, con la que residía. Vivió sola una larga temporada, pero la salud le jugó una mala pasada: «Deume un ataque e quedei inconsciente, non me subía o sangue á cabeza. Antes facía moitas actividades. Íame moi ben, pero veume unha enfermidade e o médico díxome que non podía estar soa». En un primer momento se mudó con una de sus sobrinas, «pero ela tamén se puxo enferma, así que busquei un sitio para onde ir». Acabó en la residencia de Noia, donde asegura que vive «moi contenta, aquí tratan á xente moi ben e teño máis atencións e servizos, como a rehabilitación».

El cambio de mentalidad propicia un incremento de las solicitudes de plaza

 El incremento de las personas mayores, y del porcentaje de estas que viven solas, explica solo en parte el incremento de la demanda de plazas en las residencias. Además de la cuestión demográfica, quienes conocen bien el sector apuntan también a un cambio de mentalidad como un factor clave para entender que cada vez haya más mayores dispuestos a abandonar su hogar para instalarse en un geriátrico.

Ana Giráldez, directora de DomusVi Noia, percibe ese cambio de mentalidad, que está propiciando que servicios como el que dirige estén mejor valorados: «Por un lado, las personas mayores, sobre todo las que tienen un nivel de dependencia alto, no quieren ser una carga para sus hijos, y además se sienten más seguros y más atendidos. Antes la residencia era el último recurso para ellos, ahora ya no». Añade que esto también puede deberse a un mayor conocimiento y un mayor contacto con este tipo de centros, precisamente, porque es una opción cada vez más socorrida: «Mucha gente tiene a algún conocido en residencias y está más familiarizada con ellas».

Preocupaciones (Sálvora)

No es justo que después de una vida de trabajo y de lucha para sacar a los suyos adelante, los mayores de hoy tengan también que preocuparse por quién va a cuidarles en la recta final de su vida si sus hijos o familiares no pueden compatibilizar su cuidado con sus obligaciones laborales. Más residencias ayudarían a mitigar el problema.