Las mejoras viarias no logran reducir los atropellos de manera significativa

a. lorenzo / alvite / sande RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

CARMELA QUEIJEIRO

Cerca de medio centenar peatones fueron arrollados durante el último año en la comarca

28 ene 2018 . Actualizado a las 08:53 h.

Ni pasos de peatones elevados, ni semáforos, ni señales luminosas que aconsejan reducir la velocidad. El número de atropellos en la comarca sigue siendo demasiado alto, y las mejoras viarias que se han puesto en práctica en los distintos municipios no han permitido que la cifra de viandantes arrollados por turismos descienda de forma significativa. De hecho, cerca de 50 barbanzanos fueron golpeados por vehículos durante el año pasado, una cifra similar a la de ejercicios precedentes, según apuntan desde las distintas policías locales.

Ribeira, con 11, y Boiro y Noia con ocho atropellos cada uno, están a la cabeza de los concellos donde hubo que atender a mayor cantidad de personas por esta causa, unos números considerables si se comparan con los del resto de localidades, puesto que A Pobra se contabilizaron cuatro incidentes de este tipo, mientras que en Rianxo y en Muros fueron tres, y en Outes y Porto do Son, dos.

Carnota y Mazaricos pueden presumir de ser los únicos municipios donde no hubo que lamentar que algún vecino saliese herido tras ser embestido por un vehículo. En cambio, en ambos sí se registraron numerosos accidentes en los que los animales se cruzaron en el camino de los automóviles. En concreto, en la localidad carnotana llegaron a contar nueve siniestros en los que estuvieron implicados siete jabalíes y dos perros, mientras que en la mazaricana los protagonistas fueron un par de caballos y otros tantos canes.

Esta situación se extiende también a Outes, cuyos agentes de la Policía Local lo tienen claro: «Aquí temos moitos máis atropelos de animais que de persoas». Otra curiosidad de este municipio es que el perfil del peatón que puede ser arrollado por un turismo suele ser siempre similar, el de una persona mayor que va vestida de oscuro y que cruza por un lugar inadecuado. Todos estos elementos ya son peligrosos por separado, pero mucho más si se juntan, ya que este tipo de viandantes no suelen ser muy ágiles para pasar por sitios que no están permitidos, y los conductores pueden no percatarse de su presencia al llevar ropa negra y ser de noche.

Aceras estrechas

En Porto do Son el problema es otro, y tiene relación con la falta de amplitud de determinadas aceras que hay en el municipio. De hecho, uno de los accidentes registrados tuvo como protagonista a una mujer que salió de su vivienda y que, debido al escaso espacio que separa su domicilio de la carretera, fue arrollada por un vehículo que pasaba en ese momento.

Aunque no puede considerarse que en la comarca haya localizados demasiados puntos negros en los que se producen atropellos, en Ribeira se dio la casualidad de que el pasado año se produjeron dos consecutivos en el mismo lugar: la avenida de Ferrol, a la altura del número 9, un paseo de peatones situado justo a la entrada de la ciudad.

Desde las diferentes policías locales explican que la mayoría de estos accidentes se deben a despistes de los conductores y de los peatones. También destacan que, en algunas ocasiones, la falta de visibilidad o los deslumbramientos pueden estar detrás de los siniestros.