¿Quién perdió una dentadura postiza?

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

CARMELA QUEIJEIRO

Las oficinas de objetos extraviados atesoran todo tipo de pertenencias de lo más extrañas

10 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo es posible que alguien se olvide una dentadura postiza en plena calle? ¿Y una vajilla completa? ¿O una bolsa llena de joyas? Pues ocurre, y más de lo que la gente piensa. De hecho, a las oficinas de objetos perdidos que hay en las dependencias de las distintas policías locales de la comarca llegan cada semana todo tipo de pertenencias de lo más variopinto, muchas de las cuales acabarán siendo destruidas al no ser reclamadas por sus propietarios.

En Boiro son expertos en recoger artículos que cuesta creer que alguien dejara abandonados en la vía pública. Entre esta selección de piezas destacan un carrito de bebé, un maletín, una matrícula de coche, partituras y sentencias judiciales, así como bicicletas y monopatines, y hasta una cartera con 400 euros. En esta oficina de objetos perdidos también han custodiado varias dentaduras postizas, «que suelen aparecer coincidiendo con la celebración de la comida de los mayores», apuntan. En Carnota también llevan cerca de dos años guardando una prótesis dental, e incluso bromean diciendo que están esperando a que se le caigan los dientes a algún agente para poder sacarle partido.

La Policía de Ribeira no se queda atrás y puede hacer un completo catálogo de objetos extraños olvidados en la calle. Desde un taladro, pasando por una silla de playa, a una vajilla completa de unas 40 piezas que apareció acompañada de un sinfín de adornos decorativos de porcelana. Termos, bolsas con pañales, una rueda con llanta y neumático, un saquito lleno de joyas, un portafolios con documentos relacionados con la Falange o varios mandos a distancia forman parte de esta lista de artículos singulares.

Aunque este tipo de piezas destacan por su rareza, en Outes lo curioso fue el lugar donde se encontró una mochila. «Era unha bolsa dun madeireiro que tiña varios aparatos de medición e ferramentas e que a deixou esquecida nun camiño de monte do Formigueiro, por onde nunca pasa ninguén. Tivo sorte e coincidiu que aos poucos días foi por alí unha persoa e, como o bolso tiña documentación, o dono puido recuperalo», relataron.

Llaves y gafas

Las llaves de inmuebles y de vehículos son, por goleada, las piezas que más abundan en las estanterías de las distintas oficinas de objetos perdidos de la comarca, y muy pocas veces se moverán de allí, sobre todo las de casa. «Polas chaves dos coches aínda veñen preguntar, pero polas outras apenas vén xente, parece que teñen menos valor ou que é máis difícil que alguén poida localizar a vivenda», reconoció Pedro Fernández, jefe de la Policía Local de Ribeira. Las gafas son otros artículos que también abarrotan las estanterías municipales, donde comparten espacio con numerosos bolsos y carteras, la mayoría de los cuales fueron víctimas de algún robo en los mercadillos.

Los paraguas tampoco se libran de decorar estas oficinas, al igual que los teléfonos móviles, que en los últimos años también se han convertido en uno de los artículos que más se pierden. Además, no todos están en mal estado, sino que la gran mayoría tienen poco uso, y suelen aparecer con unas fundas y determinadas marcas que los harían fácilmente identificables por sus propietarios.

La mitad de los artículos suelen devolverse a sus propietarios en un plazo mínimo

Desde las distintas policías locales son conscientes de que muchos vecinos no pensarían en acudir a ellas cuando pierden una pertenencia. Sin embargo, según los registros de algunas de estas oficinas, como las de Boiro, Rianxo o Ribeira, la mitad de los artículos que se dejan olvidados en la calle se devuelven a sus dueños en un plazo mínimo.

De hecho, si se trata de una cartera o de un documento que incluye algún dato personal, desde los concellos se ponen en contacto con el propietario para que lo vaya a recoger a las dependencias municipales o se le envía por correo certificado si no reside en la comarca. En el caso de los móviles, se intenta, en la medida de lo posible, mantenerlos encendidos el mayor tiempo por si se recibe alguna llamada que permita identificar al dueño.

Tres posibles finales

Sin embargo, muchos objetos no tendrán tanta suerte y permanecerán durante meses olvidados en las estanterías de las sedes policiales. Según establece la ley, hay que dejar pasar un plazo mínimo de dos años antes de tomar alguna decisión sobre qué hacer con este tipo de artículos, para los que existen tres posibles finales.

La primera opción es entregarlos a las personas que los encontraron, algo que se suele hacer cuando se trata de cosas valiosas, como carteras con dinero, joyas o móviles. La otra alternativa es donar a las entidades benéficas todos aquellos artículos que puedan ser reutilizados. La última salida que le queda a los objetos perdidos que no tienen ningún atractivo es destruirlos, ya que ocupan mucho espacio en las dependencias municipales.