«O primeiro impacto foi brutal, vivimos momentos de moito medo»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

Álvaro Sevilla

Vecinos de la aldea de Lidón, que estuvo cercada por las llamas durante más de 13 horas, reviven su fin de semana

17 oct 2017 . Actualizado a las 12:07 h.

La aldea de Lidón vivió este fin de semana uno de los episodios más dramáticos de su historia. Ubicada en lo alto del monte Iroite, a menos de tres kilómetros de la base militar del EVA-10, las llamas encerraron a sus vecinos durante 13 horas. En este remoto lugar, desde el que se logra vislumbrar una idílica estampa de la ría de Arousa, habitan solo dos familias, repartidas en cuatro casas. Acostumbradas a la calma, durante la noche de sábado y hasta la tarde del domingo convivieron con buldóceres, motobombas, bomberos, helicópteros y cuadrillas antiincendios. Su intervención fue determinante para que las llamas no convirtiesen la aldea en cenizas.

«O primeiro impacto foi brutal, pasamos momentos de moito medo. Cando vin como o lume se acercaba pensei que quedaba sen casa», confiesa una de las vecinas de Lidón, Mari Carmen García. Su vivienda fue la que más cerca estuvo de las llamas, aunque por fortuna se libró de vivir una pesadilla. «Puido ser moito peor, se o lume sube recto seguramente sería unha desgraza», reconoce otro de los residentes, Ramón García, quien explica que las llamas escalaron el monte por la ladera contigua, esquivando así las viviendas.

Durante los meses de agosto y septiembre se desbrozaron los terrenos que rodean las cuatro casas de Lidón, lo que dejó al fuego sin combustible y permitió que los brigadistas trabajasen con un margen mayor. «Iso salvounos», reconoció el propio Ramón García, que destacó que «o importante son as casas e as vidas humanas, o monte pode recuperarse». A su costado se encuentra Serafín González, vecino de Boiro que acudió ayer al lugar para comprobar que todos estaban bien. «Facía un mes que non viña e antes había moitísimas árbores. Se non chegan a vir co tractor a quitalos non sei que tería pasado. Sería imposible controlar o lume», reconoce el septuagenario, que ya vivió en sus carnes otros incendios.

Mientras Mateo, que acaba de llegar de la escuela, juega con la pelota, Mari Carmen García pide la palabra. «É fundamental limpar os montes, como foi no noso caso. O problema é que as comunidades só se preocupan dos seus intereses e esquécense das pequenas aldeas», confiesa la boirense, que asegura que en su caso fue la Xunta la que se encargó de estas labores.

En total fueron 70 hectáreas las que ardieron en Cures, reconocieron fuentes de la Consellería de Medio Rural, que destacaron que las llamas arrancaron en la medianoche de sábado y que se sofocaron a las 13.30 horas del domingo. Para lograrlo, se movilizó a un técnico, 12 agentes, 19 brigadas, 17 motobombas y dos buldóceres, aunque la clave estuvo en el avión y en el helicóptero que entraron de servicio a primera hora de la mañana.

Dos incendios dramáticos

El incendio de Cures no fue el único que asoló la sierra barbanzana este fin de semana. Poco antes de la medianoche del domingo, las llamas atacaron de nuevo Boiro, en los lugares de Mosquete, Runs y Montañó. Sin posibilidad para la actuación de los medios aéreos, el fuego se expandió rápidamente gracias al impulso de un viento que fue avivándolo exponencialmente. En total, según estimaron desde Medio Rural, se calcinaron unas 200 hectáreas, 90 de terreno arbolado y 110 de raso. Para comprender el alcance del mismo hay que destacar que, solo con este incendio, se ha superado el terreno quemado durante todo el verano en la zona, que había ascendido a unas 130 hectáreas.

Fue, ante la virulencia del fuego, que las primeras gotas de lluvia que cayeron a las cuatro de la madrugada del lunes se recibieron con una sonrisa. Nacho Pérez, responsable del equipo de emergencias municipal de Boiro, fue uno de los que pasó horas en la sierra, hasta que a las ocho de la mañana se dio por controlada la situación: «Co vento que facía, a choiva deunos a vida, se non chega teríamos un problema maior. Isto foi obra de criminais, de asasinos», destacó el barbanzano, cuyo equipo trabajó desde la noche del sábado a la madrugada del lunes prácticamente sin descanso.

La misma situación se vivió en Ribeira, donde el GAEM pasó toda la jornada del domingo luchando contra las llamas. Por fortuna, no hubo que lamentar más que dos hectáreas calcinadas en Chacín, Palmeira, donde los pirómanos llevan todo el verano intentando quemar y este fin de semana lo volvieron a hacer en dos ocasiones.

Buen hacer

La celeridad con la que trabajaron desde la agrupación permitió extinguir otros dos incendios, el primero en Oleiros, cerca de una gasolinera, y el segundo en Corrubedo, en el aparcamiento de las dunas. «Tuvimos mucha suerte porque los cogimos a tiempo. Nunca deseé tanto que lloviese», reconoció el responsable del GAEM, Marcos Fernández.

Todos, desde Ribeira hasta la aldea de Lidón, esperan que este fin de semana de pesadilla no se vuelva a repetir. «Puido rematar en desgraza», sentenció el boirense Nacho Pérez.

Los bulos a través de las redes también afectaron a los barbanzanos

A pesar de que la situación que se vivió en la comarca no se asemejó, ni de lejos, al drama que atacó a las provincias de Pontevedra y Ourense, las redes sociales fueron otro acicate para infundir el miedo entre los vecinos de Barbanza. Durante la noche del domingo, a través de los grupos de WhatsApp, se dio difusión a varias informaciones que aumentaban el número de incendios que se registraron en la zona.

Algunos consistían en mensajes de audio donde una persona aseguraba que había un grupo de personas organizadas que estaban quemando diversos puntos, mientras que la mayoría eran fotografías difusas, acompañadas de una explicación del lugar que estaba siendo pasto de las llamas.

El denso humo que llegó del sur encapotó el cielo de la comarca

Los incendios que asolaron el sur de Galicia tuvieron presencia ayer en Barbanza. El viento trajo hacia la zona de Arousa norte y Muros-Noia una gran cantidad de humo, que encapotó los cielos de las localidades de la comarca. La situación se agravó durante el mediodía, cuando algunos vecinos incluso creyeron que se habían reproducido de nuevo los incendios de Boiro y Ribeira del domingo. A pesar del olor y de la densa humareda que cubrió la comarca, los miembros de los cuerpos de emergencias pudieron aprovechar la jornada de ayer para descansar después del trabajo realizado durante este complicado fin de semana.

Cuadrillas que trabajaron en Boiro fueron enviadas después a Vigo

Los profesionales de la comarca que se dedican a la lucha contra los incendios tuvieron un fin de semana de gran actividad, tanto aquí como en otros lugares de Galicia. No en vano, algunos de los brigadistas que trabajaron durante el domingo en Boiro, en el incendio de Lampón, fueron enviados, una vez extinguido, a Vigo, donde se concentraron algunos de los fuegos más peligrosos para viviendas y vecinos.

El compromiso de todos quedó lejos de toda duda, ya que lo primero que buscaron fue trabajar con la mayor celeridad para frenar el avance de las llamas.