Los viticultores encuentran dificultades para introducir sus caldos en Galicia, mientras que distribuidores foráneos se interesan por ellos
11 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Diez años han pasado desde que un grupo de viticultores de la comarca, con Francisco Crusat como principal impulsor, consiguieron una denominación específica para los caldos que producían, Viños da Terra de Barbanza e Iria. Los objetivos eran profesionalizar una actividad que goza de tradición, incluir a la zona en el selecto grupo de áreas vinícolas y abrir nuevas alternativas económicas. Sin embargo, los resultados conseguidos hasta ahora distan mucho de acercarse a las metas perseguidas. En el ámbito de Arousa norte solo se mantienen dos bodegas, las de Francisco Crusat y Antonio Saborido y, por si fuese poco, ambos subrayan que las dificultades para la comercialización de su producto en Galicia frenan el auge de Viños da Terra.
Francisco Crusat reconoce que el proyecto debería haber prosperado mucho más en este tiempo y Antonio Saborido precisa que el problema radica en que los jóvenes no quieren hacerse cargo de las plantaciones porque no ven rentable la actividad.
Renovar las viñas
El viticultor boirense explica cual es, bajo su punto de vista, el camino a seguir: «A única forma de que isto teña proxección é que se renoven as viñas para que as adegas poidan mercar uvas. Hoxe en día non é coma antes, que había que agardar moito para ter produción, agora conséguese en dous ou tres anos. Pero claro, en Barbanza a xente ten distintas clases de uva mesturadas nunha plantación e tes que ir cepa por cepa, iso non compensa. No Salnés, cada temporada hai viñas novas e eses cultivadores traballan para as adegas».
A la carencia de terrenos con plantación suficiente, Crusat añade que tampoco existe en la comarca «un sentimiento localista para fomentar lo propio» y, por eso, la introducción de los vinos elaborados en la comarca sigue siendo costosa: «Es un problema gordo. Yo produzco treinta mil botellas y mi objetivo, no conseguido, sería duplicar esta cifra. Sin embargo, no lo hago porque no tengo salida».
Sin embargo, Francisco Crusat indica que está vendiendo bastante fuera de Galicia, al tiempo que recuerda que su blanco recibió este año 90 puntos en la prestigiosa Lista Parker.
También el mercado exterior tienta a Antonio Saborido, quien la pasada semana recibió la visita de un distribuidor de Estados Unidos que se llevó sesenta cajas, entre blanco y tinto, y, anteriormente, la de un alemán que estaba dispuesto a comprarle toda la producción.