Paco Piñeiro y Alfonso Abuin, más que socios: «En 37 anos traballando xuntos houbo momentos para todo»

Tamara Rivas

A POBRA DO CARAMIÑAL

Paco Piñeiro (derecha) y Alfonso Abuin llevan trabajando juntos en el taller Puebla Motor desde hace casi cuatro décadas MARCOS CREO

No esconden que en las casi cuatro décadas que llevan trabajando han tenido discusiones y momentos malos, pero se sienten orgullosos de haber construido una relación laboral sólida y una personal indestructible

20 ene 2022 . Actualizado a las 11:27 h.

Ya les gustaría a muchos de los coches que han pasado por su taller no sufrir las consecuencias inevitables de un rodaje de 37 años. A pesar de llevar casi cuatro décadas trabajando codo con codo al frente del taller mecánico Puebla Motor en A Pobra do Caramiñal, Alfonso Abuín y Paco Piñeiro han sabido ir encajando con precisión y seguridad cada una de las piezas del engranaje sobre el que se ha forjado una relación que, aunque empezó siendo laboral, resulta imposible que después de tantos kilómetros a sus espaldas no traspase y entre de lleno en el terreno personal. «En 37 anos houbo, hai e haberá momentos para todo. É imposible non discutir. Nestes anos berramos moitas veces, pero nunca se nos pasou pola cabeza tirar a toalla. Ao fin e ao cabo, somos familia», resume Alfonso con una convicción en sus palabras propia de quien se siente satisfecho del camino recorrido. Los ojos le brillan cuando empieza a hablar de sus comienzos en un bajo de 72 metros cuadrados en la carretera principal que recorre A Pobra allá por febrero de 1985. Fue Paco el que unos meses antes lo llamó para animarlo a coger entre ambos un pequeño taller en el que había trabajado y que llevaba unos meses cerrado. «Éramos dous meniños con todo por aprender e os comezos foron complicados. Dábanos igual traballar oito horas que dezaoito. Había que tirar para diante como fose», explica, y recuerda que, de no ser por el apoyo del que era su jefe en ese momento, el dueño de otro taller del que sería competencia, quizá le hubiese costado más tomar la decisión.

La relación personal fue ganando en intensidad con el tiempo, como lo hacen las que tienen verdadera importancia. «Somos primos segundos e tiñamos certo trato, nada comparable ao de agora. Temos unha relación moi estreita, de todos con todos, moi familiar. Os nosos fillos criáronse xuntos… A miña muller, que daquela non traballaba, foi a que practicamente criounos a todos», comenta Paco mientras Alfonso asiente. Aseguran que siempre intentaron no llevar los problemas del trabajo a casa y ven fundamental el papel de sus mujeres, Carmen y Carmela, que «souberon defender á familia mellor que ninguén mentres nós estabamos centrados no traballo».

Y si el trato fue cambiando no lo hizo menos el modo de trabajar. «Antes eran reparacións de verdade, agora case todo son substitucións de pezas. Empezamos sabendo o xusto e non parábamos ata encontrar o problema», explica Abuín. «Amañamos de todo: cortacéspedes, motores foraborda, formigoneiras… o que tocase. O importante era traballar. Aínda recordo un dos primeiros coches que entrou, un Talbot Horizon», añade su socio entre risas de nostalgia.

LA IMPORTANCIA DEL 50 %

Alfonso Abuin (izquierda) y Paco Piñeiro intentaron no llevar los problemas del trabajo a casa en los 37 años que llevan trabajando juntos

Marcos Creo

Consideran que uno de los puntos clave para que su unión no sufriese fisuras es «facelo todo ó 50 %: decisións, firmas, compras, problemas, alegrías… todo». Tanto es así que con la llegada de la pandemia solicitaron una simulación de un ERTE a su asesoría para saber a qué atenerse en caso de que el negocio se resintiese, pero les explicaron que no podrían acogerse a esa herramienta ya que ambos figuran como gerentes de la empresa. El otro pilar es Ana Lampón, su secretaria. «Leva máis de vinte anos con nós. É imprescindible. O que nos tivo que aturar!», bromean.

Tras doce años en aquel taller decidieron ampliar y diversificar la actividad de su negocio. Alfonso se puso al frente de otro taller en el que se encargaba de la parte mecánica, mientras Paco continuó con el primero, centrado en la eléctrica. «Había que seguir avanzando. Nunca abrimos coa idea de probar un tempo e ver como ía. Tiñamos claro que este era e é o futuro das nosas familias», comenta Abuín. Desde hace cuatro años, con un nuevo cambio de local —ahora están en un taller mayor en Lesón, a las afueras de A Pobra— tocó volver a trabajar mano a mano. En todo ese tiempo supieron adaptarse a los cambios en el modo de trabajar y crecer como taller, tanto físicamente como en volumen de negocio.

Los números para la jubilación empiezan a dar vueltas en sus cabezas, quizá más en la de Alfonso, el mayor, al que apenas le quedan un par de años. «Se o corpo aguanta e a saúde o permite, seguramente esperarei por Paco. Ao fin e ao cabo, construímos isto xuntos e, que mellor final?», concluye lanzando una mirada cómplice a su socio. Una complicidad que a lo largo de estos años ha sido el combustible para cimentar un vínculo firme.